Ciudad de México.- Las labores en casa y los roles de género provocan que las mujeres que hacen homeoffice, durante el confinamiento tengan una carga de trabajo mayor, a diferencia de los hombres.

En la Ciudad de México hay 4 millones 284 mil 110 trabajadores, el 45 por ciento son mujeres, de acuerdo con un informe de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social de abril 2020.

Giselle es abogada y trabaja en el Gobierno federal, pertenece a los 3 millones 126 mil 109 trabajadores asalariados en la Ciudad y tuvo que aislarse con su esposo y sus dos hijos.

Su rutina se volcó a los quehaceres del hogar, atender a su familia y lidiar con responsabilidades laborales.

Antes del confinamiento, su día comenzaba a las 5:30 horas para llevar a la universidad a su hija Andrea, de 18 años; volvía por Héctor, de 15 años, para dejarlo en la secundaria. Regresaba para arreglarse y salir a trabajar hasta las 23:00 horas y los domingos, hacía la comida de toda la semana y limpiaba su casa.

Ahora, hace de comer varias veces al día, limpia, lava y trabaja, pero a veces, debe ausentase de sus juntas virtuales porque su esposo y sus hijos, que toman clases a distancia, también utilizan el internet y no pueden desconectarse.

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Pero éstas no son las únicas actividades de Giselle, también debe estar al pendiente de su madre, abuela y de la madre de su esposo.

"Las cosas se calman como a las 7, entonces, aprovecho para ir al súper porque hago como cuatro compras, para mi abuelita, que tiene 94 años, para mi mamá y la mamá de mi esposo, porque no pueden salir ahorita y están delicados", cuenta.

Estas actividades entran en el rubro de trabajo no remunerado y las principales encargadas de realizarlo, son las mujeres.

Los roles de género son los que ocasionan que las mujeres sigan siendo las principales responsables de las actividades de cuidado en los hogares, de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres.

Según una encuesta de Inegi de 2015, en la Ciudad, el 87.2 por ciento de las mujeres realizan este trabajo en el hogar sin recibir ningún sueldo.

Giselle aprendió a equilibrar las labores del hogar y el homeoffice. Siente que ahora puede volver a ser la mamá y la esposa que quiere, pero con el regreso al trabajo, siente una 'crisis de maternidad', por dejar solos a sus hijos.