La familia 'de vez en cuando pelea, pero se ama': Francisco
(Avance) Su Santidad fue recibido con las ovaciones de miles de personas en el estadio 'Víctor Manuel Reyna'.
Agencias
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chiapas.- El Papa Francisco agradeció a Manuel, un niño discapacitado en Chiapas, “por echarle ganas” y “echarnos ganas”, durante su encuentro con familias en su visita al estado de Chiapas.
En un evento masivo en el Estadio Víctor Manuel Reyna, Francisco indicó: “prefiero una familia herida, que trata de conjugar cada día el amor”, a una familia “en una sociedad enferma”.
Agradeció a las personas que dieron su testimonio en el encuentro, y por haber “abierto las puertas de sus casas, las puertas de sus vidas, nos han permitido estar en sus mesas”.
Agradeció a las familias chiapanecas que compartieron “el pan de las alegrías, de las esperanzas, de los sueños, frente a las amarguras, la desilusión y las caídas”, informa Notimex.
Se dirigió a Manuel, un niño discapacitado, a quien dijo: “quiero dar gracias a tus padres, los dos, de rodillas, delante tuyo, dándote el papel… ¿vieron qué imagen es esa?, los padres de rodillas ante el hijo”.
“No olviden esa imagen”, instó a la multitud, a quienes dijo que seguramente, esa familia “de vez en cuando ellos se pelean”, pero “se aman, y lo han demostrado, que se aman y que son capaces, por el amor que se tienen, de ponerse de rodillas delante de su hijo enfermo”.
Francisco agradeció a Manuel por “esa expresión que dijiste: echarle ganas”, y aseguró que con su testimonio, “nos has echado ganas a nosotros aquí reunidos”.
“Gracias” por “regalarnos motivos para seguir apostando a la familia”, agregó, y preguntó a la multitud: “¿le echamos ganas?”, a lo que los miles de reunidos respondieron con un clamor: “sí”.
Espiral de precariedad
El Papa advirtió contra la precariedad que “no sólo amenaza el estómago, sino también amenaza el alma”, y el aislamiento que es una tentación “como una polilla que nos va secando el alma”.
Agregó que para combatir esa precariedad, se requieren de legislaciones que protejan y garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar pueda desarrollarse, así como el compromiso personal, “para romper la espiral de la precariedad”.
En torno a los desafíos que enfrenta la familia, Francisco puntualizó: “prefiero una familia herida, que trata de conjugar cada día el amor”, a una familia en una sociedad “enferma en el encierro”, narcisista por el lujo y el confort.