Eduardo Alfredo Perez Ruiz

MÉXICO.- Un bebé de un año dejó de respirar por unos segundos tras caer a una tina llena de agua que era para lavar la ropa pero tres elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) pudieron reanimarlo.

El bebé estaba jugando en el patio de una vivienda localizada en Tlalpan cuando cayó al agua y se quedó ahí por alrededor de tres o cinco minutos hasta que elementos de seguridad y sus papás pudieron sacarlo.

Los papás estaban en shock sin saber qué hacer ante la emergencia al ver a su bebé sin reaccionar.

"El menor tiene un año, cayó de cabeza a la tina y se estaba ahogando. Cuando los oficiales llegan, que es el comandante, al menor lo encuentran totalmente inconsciente de hecho ellos ayudan a la mamá a sacarlo de la tina y lo pasan a la sala del cuarto donde viven", informó el inspector jefe Ernesto Carrillo.

Tras recibir una llamada de auxilio los elementos llegaron a la vivienda en dos o tres minutos.

Sin darle tiempo a los sentimientos y las emociones, el comandante Juan Carlos Chávez y los elementos Luz del Carmen Martínez empezaron a actuar, reaccionar para accionar, es la fórmula, refieren.

"En el momento, sonará cruel, pero tenemos que actuar, los sentimientos intervienen pero hay que actuar porque si uno queda en shock no puede hacer nada. Lo que se logró hoy no se pudo haber realizado", expresó, la oficial.

Actos que enaltecen portar el uniforme  

Ambos policías iniciaron a darle los primeros auxilios y luego lo voltearon para que expulsara el agua que había tragado.

Al ver que no llegaba la ambulancia solicitada el inspector jefe, decidió llevarse al menor junto a la mamá en la patrulla para trasladarlo a un hospital para que fuera atendido.

Durante el trayecto lo fue calentando para propiciar que su cuerpo fuera aumentando de temperatura y así fue.

De repente el menor empezó a llorar con potencia y al dejarlo en el hospital ya estaba casi recuperado.

"Es algo impresionante poder servirle a la gente y poder ayudar es algo que en realidad no tiene precio", expresó.

Y es que una vez pasada la adrenalina es cuando dejan volver las emociones y la alegría de haberle ayudado a alguien, a un pequeño a que continúe su vida.

"Es una satisfacción propia al fin de cuentas no es reconocimiento la verdad es que te sientes a gusto por traer el uniforme y poder demostrar que esto está cambiando y poder ayudar a terceras personas que al fin de cuentas no son tus familiares, pero por ellos estás dispuesto a dar la vida" expresó.

Recomendó a los padres de familia no perder de vista a sus hijos debido a que en unos instantes puede ocurrir una tragedia.