Agua de coco, un elixir natural

El sabor especial intenso y agradable al paladar, al igual que sus propiedades curativas hacen que su consumo sea una tradición en el Estado.

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La venta del coco y sus derivados es una de las actividades más comunes de Colima. En la imagen, Ramiro Iglesias, "El Paisa", en su negocio. (Foto: Notimex)
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Jorge Alberto Ruiz Chávez/Notimex
COLIMA.- La venta del coco y sus derivados, sobre todo el agua que contiene, representa una de las más comunes actividades en cualquier punto de ésta y todas las áreas urbanas o habitadas del estado, incluso en las orillas de las carreteras

El consumo de este fruto es una tradición, pero debido a que su agua es de un sabor especial intenso, agradable al paladar, y porque se le atribuyen también propiedades curativas, se ha convertido en el elixir natural de los colimenses.

El coco proviene de la palma o palmera que, de acuerdo con el cronista del municipio de Colima, Abelardo Ahumada González, fue traída desde las Filipinas en 1568 por el navegante Álvaro de Mendaña, tras recorrer las islas Salomón de esa región.

"Trajo en su embarcación unos cocos que originalmente venían verdes, aptos para ser bebidos, y que por alguna circunstancia o ya con toda la intención, dejaron que se secaran para que brotara la planta, por lo que en la América española, Colima fue el primer lugar donde hubo palma de cocotero, y eso está documentado", relató.

Añadió que con el apoyo de esclavos filipinos, que tenían conocimiento del manejo del cocotero y sus derivados, fue como se promovió en Colima el cultivo y aprovechamiento de ese producto.

El coco es un fruto cubierto de fibras que llega a alcanzar de 20 a 30 centímetros de longitud con forma ovoidal, y un peso de hasta 2.5 kilogramos, explica en su página electrónica el Consejo Nacional del Cocotero (Conacoco).

Está formado por una cáscara externa amarillenta o verdosa, correosa y fibrosa de 4 a 5 centímetros de espesor, que cubre una nuez dura en cuya cavidad, recubierta de una pulpa blanca comestible, se encuentra un líquido azucarado conocido como agua de coco, en una cantidad aproximada a los 300 mililitros.

Al respecto, el presidente del Conacoco, Mauricio Barreto Peralta, señaló que la época de floración de la palma de coco es de noviembre a marzo, mientras que los frutos tardan en madurar hasta 13 meses.

“Los cocos verdes y ya llegados casi a su tamaño natural, como es sabido, contienen un vaso grande de un líquido como agua, cristalino, muy agradable al paladar, algo dulce y refrescante, sobre todo cuando es recién sacado, pues pasadas unas horas se descompone y pierde su buen gusto”, mencionó.

Estableció que además de su refrescante y agradable sabor, el agua de coco contiene componentes orgánicos con propiedades curativas, o que promueven un crecimiento saludable.

“Ayudan a cargar el sistema de inmunidad, desintoxicar y combatir los virus, limpiar el sistema digestivo, mantener el cuerpo fresco y a la temperatura propia, promover la pérdida de peso, acelerar el metabolismo, controlar la diabetes, reducir el riesgo del cáncer, curar piedras en los riñones y la uretra, y curar la mala nutrición”, aseguró.

Comentó también que el agua de coco es baja en contenido grasoso y calorías, no tiene colesterol y posee un balance natural de sodio, potasio, calcio y magnesio.

De acuerdo a datos del Consejo Estatal del Coco (Coecoco), Colima ocupa el segundo lugar en superficie sembrada con cocotero en el país, con 13 mil 146.70 hectáreas, pertenecientes a 850 productores, que anualmente obtienen un promedio de 90 mil toneladas de coco.

La superficie plantada de cocotero representa el 42 por ciento de la establecida con frutales en el estado, distribuida en los municipios de Tecomán, con 63 por ciento; Armería, con 27; Manzanillo, con el 8, y el resto en Colima, Coquimatlán e Ixtlahuacán.

Además del agua de coco, la industria de este ramo procesa y elabora subproductos como: aceite de coco, jabón, pulpa, coco rallado, dulces regionales, estopa y fibra de coco, así como carbón activado.

A su vez, el Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Colima refirió que alrededor del 75 por ciento de las plantaciones se encuentran establecidas de manera asociada con otros frutales, y el 25 por ciento restante se cultiva solo o con pastizales.

“La densidad de población es de 70 palmas por hectárea, debido a las fallas por muerte ocasionadas por la presencia de plagas, rayos y a la falta de acciones de replante de los productores, estimándose que, del total de la superficie, al sector ejidal le pertenece aproximadamente el 28 por ciento y a la pequeña propiedad el 72 restante”, detalló.

El negocio del Paisa

Para Ramiro Iglesias, de 49 años de edad, y dedicado desde niño al corte y venta de coco, sostiene que el agua de este producto es lo más sano para la salud.

“Empecé este oficio muy chico, como a los 12 o 13 años, a cortar coco, a bajarlo de la palma, a subirlo a la camioneta, es una actividad que me gusta por mi contacto con la gente; es una larga historia, a la vez triste y bonita, porque cuando te crías huérfano creces en la calle de la vida, y esa calle no tiene precio”, indicó.

Originario del municipio de Comala, Ramiro expende su producto en una construcción rústica que, sin embargo, diariamente está concurrida, por lo que se ha convertido en uno de los vendedores más populares de agua de coco en esta ciudad capital.

Su negocio tiene por nombre el mismo que su apodo: “El Paisa”.

“Es un apodo que surgió muy natural, una palabra que yo uso mucho, para mí eso de paisa es muy originario de nuestro país, todos son mis hermanos, mis paisanos y a todos les digo paisa, paisa, paisa, y a donde vaya soy El Paisa y al decirme así me demuestra la gente todo el cariño que me ha dado”, afirmó.

“Lo importante es que la gente que venga se sienta a gusto, en el lugar ideal, lo que busco es que en el momento que llega a este humilde rincón, que es una choza hedionda, que se sienta a gusto, más que en su propia casa, y eso no tiene precio, para el cliente a lo mejor sí, pero para mí no”, manifestó.

A pregunta expresa, subrayó no manejar cifras sobre cuántos cocos vende al día, para enseguida agregar que obtiene una venta diaria de tres mil y hasta cinco mil pesos, “que son entre 200 y 300 cocos, pero también regalo, apoyo a otros amigos, pues lo mismo me da vender 100 cocos que regalarlos, es mercadotecnia y esa no tiene precio”.

No obstante, admite que no todo el año es igual, ya que “en la venta de coco tenemos seis meses fuertes y seis meses tranquilos, pero todo el año, aunque esté lloviendo, la gente viene”.

Señaló también que el fruto lo adquiere en diversos lugares, recorriendo pueblos y huertos, pero en su mayor parte lo trae del municipio de Tecomán, de los cultivos cercanos a la comunidad de Madrid.

“Compro aquí y allá, una parte la corto, otra solamente voy por ella, hago buenos mercados, yo negocio, si me conviene el coco arriba de la palma y está bonito, me arriesgo y yo mismo lo bajo para que mi pueblo se coma algo que le gusta, pues es una fruta muy exótica que todo mundo conoce”, aseveró.

Dijo estar orgulloso de su trabajo, pues además de honrado, permite que sus hijos coman bien y añadió que si bien en ocasiones no son muchas las ganancias, su negocio le ha permitido hacer amigos y sacar adelante a su familia, por lo que disfruta mucho su tarea.

“El Paisa” precisó que son muchas las horas que labora, tanto en la venta del coco, como recorriendo pueblos para comprarlo, “y la gente viene y abarrota el negocio, sin que se imaginen lo estresado y cansado que anda uno, pero me gusta, lo hago con el corazón, y por eso diario tengo una gran sonrisa para la gente.

“Es un fruto muy sencillo, que es de Colima, y aquí vendo el agua, la pulpa, nada se desperdicia, ni el saludo con los clientes, porque el coco tiene buena utilización, porque hasta la cáscara se usa, todo se aprovecha, la venta de agua de coco es muy natural en Colima, esta agua es lo más sano y me gusta lo que hago”, indicó.

Casado y padre de dos hijos, uno de 13 años y otro de 8, afirmó ser honesto, franco “y muy natural, como el coco, y por eso regalo mucho de lo que gano, hay gente, amigos amolados que vienen y les doy un taco; cuando me muera nada me voy a llevar, y a todo mundo trato bien”.

Señaló que, además, es bastante visitado por los políticos, “pero no soy de ningún partido, no tengo tiempo para estar mezclado en esas cosas, yo estoy en mi negocio, trabajando con mucha manteca, con mucho corazón, y no tengo palabras para decirte que, lo que soy, lo que se comen mis hijos, se lo debo todo a mi pueblo, a mis paisanos”.

También ha tenido malos momentos, pues se ha llegado a caer de una palmera, o se ha cortado con el machete o el cuchillo, “pues no es fácil tratar a mil gentes en el día, a veces se llena de autos, y he andado con los dedos rotos o renco, pero trabajando, porque me tomo con mucho humor las cosas, tengo mucha alegría”, resaltó.

“Yo fui pobre, humilde, pero nunca se me ha olvidado de dónde vengo y quiero darle a mis hijos lo mejor, nunca me ha interesado el dinero, sigo aquí, feliz con lo que hago, esto no tiene precio para mí, y me llena de alegría que diario haya gente, que diario esté lleno de paisas”, puntualizó.

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