Con Peña Nieto se frenó la aparición de cárteles
'Los Rojos', 'La Corona' y el cártel del Poniente surgieron en 2011 como grupos independientes con la aspiración de elevar su estatus.
Ignacio Alzaga/Milenio
MÉXICO, D.F.- El gobierno federal ha impedido la expansión de grupos criminales regionales y emergentes que surgieron en el sexenio pasado, y considera prácticamente desmantelado al cártel del Poniente —que desató una oleada de violencia en la Comarca Lagunera—, así como a Los Rojos y La Corona.
Según el documento “Desarticulación de organizaciones delictivas 2014”, así como reportes de inteligencia a los que MILENIO tuvo acceso, entre 2010 y 2011 aparecieron estas tres organizaciones que pretendían operar por su cuenta y alcanzar el estatus delictivo de cárteles.
El gabinete de seguridad nacional implementó, sin embargo, una estrategia orientada no solo a desarticular a las nueve principales organizaciones del narcotráfico que operan en México: El cártel del Pacífico (Sinaloa), Los Zetas, El cártel del Golfo, cártel de Jalisco Nueva Generación, cártel de Juárez, La Familia, Los Caballeros Templarios, cártel de los Arellano Félix (Tijuana) y Los Beltrán Leyva.
De acuerdo con los informes federales, también se han efectuado labores de inteligencia y operaciones para impedir el crecimiento de los grupos emergentes, que en la pasada administración habían logrado incrementar sus actividades ilícitas.
El cártel del Poniente ha sido golpeado en sus estructuras con la detención de al menos 33 de sus integrantes, la mayoría durante operaciones efectuadas en 2013.
Este grupo operaba principalmente en Coahuila (Torreón) y Durango (Región Laguna, Gómez Palacio, Lerdo), aunque ya había extendido sus redes criminales a Jalisco y Zacatecas.
Surgió a finales de 2011 como un grupo de choque que enfrentó a Los Zetas y al cártel del Pacífico.
Entre los operadores detenidos están Carlos Federico Aguilar, Vicentillo; Jaime Ramírez Castañeda, El Jimmy; Adrián Francisco Centeno, El Negro o La Barredora, y Aurora Rodríguez Montoya.
La organización Los Rojos presuntamente comenzó a operar de manera independiente en 2011, como una escisión del cártel de los Beltrán Leyva, y disputó el control de las actividades de narcotráfico y otros ilícitos en el Estado de México, Morelos y Guerrero.
Aunque las tareas de inteligencia se habían centrado en este grupo, la debacle inició con la ejecución de Antonio Eli Román Miranda, La Moña, en abril de 2013, presuntamente por un comando del narcotráfico.
Se le consideraba líder en la región sur poniente de Morelos; fue detenido el 6 de mayo de 2009 en el Estado de México, pero obtuvo su libertad y en enero de 2012 reinició sus actividades ilícitas hasta su muerte.
Otra captura relevante ocurrida en mayo de 2014 fue la de Leonor Nava Romero, El Tigre, identificado también como líder de Los Rojos y exsocio de Héctor Beltrán Leyva, quien operaba en Guerrero y al que se le responsabiliza de la muerte de ocho militares en Chilpancingo en diciembre de 2008. Era el encargado de enviar droga de Guerrero a Estados Unidos.
En marzo de este año fue aprehendida María Nava Romero, presunta lideresa de la banda Los Rojos y expareja de Crisóforo Rogelio Maldonado Jiménez, El Bocinas, operador del grupo ejecutado en diciembre de 2012 en el Hospital Médica Sur del Distrito Federal.
Según autoridades federales, en 2010 apareció La Corona o Los Herederos de la Corona o Los Aliados, en Jalisco, con miembros de la célula que operaba el extinto Ignacio Nacho Coronel para el cártel de Sinaloa.
El 9 de enero de 2013 fue “neutralizado” José Ángel Carrasco Coronel, El Changel, en Culiacán, Sinaloa, considerado uno de los principales jefes de plaza de la organización.