Drogado, mató a su familia a golpes de pala

Asesinó a sus tres hermanos menores y esperó a que su madre regresara del trabajo para ultimarla también a golpes.

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El joven apareció sorpresivamente en el funeral de sus hermanos y madre, donde cayó en contradicciones hasta que confesó. (Excélsior)
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Agencias
CULIACÁN, Sinaloa.- El Juez Séptimo del Ramo Penal en Sinaloa, encontró culpable y condenó al joven Mario Alberto Coyotl Vidaña, a pasar 31 años y tres meses en prisión, por haber asesinado a su familia.

Dicho crimen, ocurrió el 23 de octubre de 2011, cuando Mario Alberto tenía 19 años de edad y vivía junto a su familia, en la sindicatura de Eldorado, en Culiacán, de acuerdo con Excélsior.

En aquel entonces, dijo en sus primeras declaraciones que después de haber fumado cigarros de tabaco y marihuana se dirigió a su domicilio en el ejido San Manuel y se apoderó de una pala, con la que después asesinó a su familia.

Al ingresar al inmueble se dirigió a la recámara donde se encontraban sus hermanos, Mariana, de 17 años,  y Geovanni, de 9 años, a quienes golpeó hasta quitarles la vida y luego espero a su otro hermano de nombre Jonathan, de 13 años, quien se estaba bañando, y al salir del baño lo atacó con la pala y luego lo ahorcó con un pedazo de tela.

Después se retiró a la sala de la casa para esperar a su madre, María de Los Ángeles Vidaña Madrid, de 41 años, quien trabajaba de noche y al llegar al inmueble también la agredió hasta quitarle la vida.

Acudió a los funerales

En sus propias declaraciones, Mario Alberto confesó haber abusado sexualmente de su hermana de 17 años y también de su madre María de Los Ángeles, de 41 años, cuando ya no contaban con vida.

Los cuerpos de todos ellos, fueron localizados tres días después de lo sucedido, y al principio, las autoridades sospecharon de su antigua pareja sentimental, Gabino Coyotl Martínez, quien contaba con antecedentes por violencia intrafamiliar y tenía una orden de aprehensión en su contra.

La policía investigadora lo rastreó hasta el estado de Puebla, suponiendo que también, se había llevado por la fuerza a Mario Alberto, debido a que no sabían nada de su paradero.

Pero de forma sorpresiva, el joven apareció en los funerales de su familia y fue entonces, al caer en contradicciones, diciendo que había sido su padre y que a él se lo llevó dentro de la cajuela y pudo liberase; la culpa recayó sobre él hasta que se vio obligado a confesar su delito.

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