Tendrá Juan Diego un nicho en Notre Dame

Será colocado en la catedral parisina el 2 de octubre por el rector del recinto, y el mexicano que dirige su santuario, Diego Monroy Ponce.

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En México aún no concluyen su basílica por falta de donativos. (Milenio)
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Agencias
MÉXICO, D.F.- En la Catedral de Notre Dame, en París, se entronizará una imagen de Juan Diego que se colocará junto a la de la Virgen de Guadalupe en una ceremonia que, según se anunció, será presidida este miércoles por el rector del templo parisino Patrick Jacquin, acompañado por su par del santuario de Juan Diego, Diego Monroy Ponce, según publica el sitio web de Milenio.

La Arquidiócesis de México informó que la imagen de san Juan Diego al lado de la virgen de Guadalupe en Notre Dame era “una deuda pendiente” por ser el “vidente” del Tepeyac.

Juan Diego fue beatificado en 1990 y canonizado en julio de 2002 por el papa Juan Pablo II en su última visita a México en la Basílica de Guadalupe. En esa ocasión dio la bendición de lo que sería el santuario del “vidente” del Tepeyac, ubicado en lo que fue el Cine Continental en Lindavista.

Desde 2002 a la fecha el santuario no se ha logrado construir por falta de donativos, pese a la venta de nichos y haberse presentado, en el proyecto original, una clínica para los indígenas.

Fue hasta la llegada del nuevo rector del santuario Diego Monroy, que se reactivó el proyecto de construcción y ha logrado obtener aportaciones para reiniciar los trabajos.

Especialistas en religión, como Elio Masferrer, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, señalan que san Juan Diego no ha logrado penetrar entre los fieles mexicanos porque es un santo presentado con una imagen de un español y los indígenas no se sienten identificados con él. Pese a que el ex rector de la Basílica Diego Monroy se dedicó a promover su culto en comunidades indígenas a donde llevaba la imagen.

Su imagen en la Basílica de Guadalupe aún no ha logrado una asistencia de creyentes permanentes

Sin embargo, empresarios y operadores turísticos y la Arquidiócesis de México anunciaron, en meses pasados, que inaugurarán la nueva Ruta de san Juan Diego al encuentro de la Virgen, en la que turistas y peregrinos recorrerán seis sitios donde se forjó la fe guadalupana y se les entregará un certificado a quienes realicen el trayecto.

Durante la presentación del proyecto, Diego Monroy señaló que este recorrido será un “parteaguas” en la evangelización, además de que también puede ser apreciado por otros públicos en sus distintas facetas, ya sea cultural, social, o bien antropológica.

El también exrector de la Basílica de Guadalupe afirmó que este recorrido, además de reafirmar la propia identidad, “llevaría a los mexicanos a conocer la fusión de indígenas y españoles, y también a darse cuenta de lo maravilloso que es ser mexicanos”.

Esta ruta está diseñada para que el visitante nacional y extranjero aprecie durante cuatro días y tres noches los seis sitios fundamentales en la vida de san Juan Diego.

El Arzobispado recordó que la presencia de la virgen de Guadalupe en la catedral parisina fue solicitada por Luis María Martínez, arzobispo de México, y José Garibi, de Guadalajara, al papa Pío XII, para realizar la coronación de la Guadalupana en ese templo. El Papa accedió con beneplácito, enviando una carta al cardenal de París, Juan Verdier, dándole la bienvenida al proyecto mexicano; sin embargo, la guerra en Europa detuvo la coronación.

En 1948, una vez pasada la guerra, el nuevo arzobispo de París, Emmanuel Suhard, se dirigió al arzobispo Luis María Martínez para retomar los planes originales; así, se señaló el 26 de abril de 1949 para realizar la coronación. Se pretendía hacer un evento de grandes proporciones, por lo que se nombraron dos comisiones que se ocuparían de toda la organización, una en Francia y otra en México.

Primero, se encargó en la Fábrica de Mosaicos del Vaticano una imagen de la Virgen con las medidas exactas del sagrado original, misma que sería el regalo del Cabildo de Guadalupe a Francia; esta imagen sería bendecida en Roma por el papa Pío XII, quien para ese entonces celebraba su jubileo de oro sacerdotal.

Al mismo tiempo, se mandó hacer en París una corona de oro de 18 quilates, adornada con brillantes perlas y esmeraldas, diseñada por el abad de Guadalupe Feliciano Cortés, misma que hicieron los hermanos Mellerio, a quienes se consideraba como los mejores joyeros de entonces.

La ceremonia fue presidida por el cardenal Emmanuel Suhard, acompañado de Luis María Martínez, y junto a ellos el nuncio apostólico, Angelo Roncalli, quien años más tarde sería nada menos que el papa Juan XXIII; junto a los dignatarios, asistieron además 16 arzobispos y obispos de Francia, 20 prelados de distintos países, el Venerable Cabildo de Notre Dame, y representantes de varias órdenes y congregaciones religiosas.

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