En Tultepec, todos los días trabajan con la muerte en las manos

Gustavo perdió a sus hermanos en la explosión de uno de sus talleres, donde estuvo a punto de perder los brazos.

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Gustavo tuvo quemaduras de tercer grado en los brazos durante una explosión que se registró el pasado 15 de octubre. (Héctor Téllez/Milenio)
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Alejandro Madrigal/Milenio
TULTEPEC, Edomex.- Gustavo Contreras tiene que elaborar sus bombas y petardos pirotécnicos en el mismo lugar donde murió su hermano, tras la explosión en Tultepec, pero además en la profesión en la que ha visto morir a otros dos de sus hermanos y a varios amigos y conocidos.

El 15 de octubre en una de sus ocho bodegas se produjo un corto circuito producto de una pistola de silicón con la que sellan algunas bombas, lo que originó una explosión en su expendio llamado La Bruja y un hongo de humo de varios metros de altura.

"Esta profesión es bien pagada y te da mucho y muchas satisfacciones, pero también te quita todo. Qué viví y qué sentí ese día... la muerte, mucha lumbre, mucho estruendo; me acuerdo y me da terror", contó.

Aquella ocasión Gustavo tuvo quemaduras de tercer grado en los brazos mientras rodaba por el techo de su camioneta para evitar que el fuego lo alcanzara, su hermano, de 48 años, murió y él se fue al hospital.

Gustavo regresó para hacerse cargo del negocio y sacar los pedidos, además parte de su producción se quemó el 20 de diciembre en el mercado de San Pablito.

Pese a perder a sus hermanos se niega a abandonar su trabajo: "Uno ya sabe que cuando vienes acá sabes el riesgo, porque en cualquier momento puede prender, aun así decido aceptarlo".

A Gustavo los doctores le plantearon que pudo perder los brazos a consecuencia de las quemaduras, "pero un milagro" lo salvó y hasta se recuperó en menos de un mes.

Como fabricante sabe que este negocio le ha dado alegrías cuando la gente aplaude con la quema de sus creaciones químicas, pero también le ha dado muchas tristezas, por lo que prefiere evitar dar detalles sobre la muerte de sus hermanos.

"Hay mucha gente que conoces que se va acabando, los vas perdiendo por la pirotecnia".

Pero Gustavo no está solo en su taller La Saucera, porque hay otros 300 más —que cuentan con permiso de la Sedena—, que se dedican a lo mismo, como el de Juan de Dios González que hace pirotecnia llamada de "juguetería", porque sólo truena y saca chispas, pese a ello trabaja con cuidado, conocimiento y respeto del producto químico.

"Pase lo que pase me seguiré dedicando a la pirotecnia. Estoy preparado, incluso si llegara a fallecer es normal para nosotros", afirmó.

En el taller de Gustavo trabajan tres personas y en el de Juan de Dios 15, entre ellas, su sobrino de 12 años, quien le pierde el miedo… aunque no le hayan dicho que diario se trabaja con la muerte en las manos.

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