Víctima de pillaje, la Catedral de Mérida perdió parte de su riqueza

El retablo que adornaba el altar mayor era de tipo barroco churrigueresco, el cual fue objeto de rapiña.

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El periodo ubicado a principios de 1900 fue el más crítico para la Catedral de Mérida debido a que perdió un par de capillas anexas a la construcción. (Milenio Novedades)
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Ana Hernández/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- El periodo ubicado a principios de 1900 fue el más crítico para la Catedral porque perdió un par de capillas anexas, que conectaban con el Palacio Arzobispal (hoy Ateneo Peninsular), pues se quitaron para abrir el Pasaje de la Revolución. Fue un período difícil porque el edificio quedó separado.

La Catedral es un edificio con arquitectura monumental, particular, correspondiente a un periodo de arte Renacentista del siglo XVI y de sencillez de arquitectura. Ahora está casi vacío, pero no siempre estuvo así, porque dada su importancia reunía lo más granado de la pintura y escultura de la época; sin embargo el asalto que sufrió el 24 de septiembre de 1915 arrasó con casi todo su interior.

Su retablo era el segundo más grande en México, databa de 1760 ó 1762, era de tipo barroco churrigueresco, de imágenes sacras. Permaneció incautado durante tres años, y aunque no está registrado históricamente, algunas personas aprovecharon el momento y vendieron algunas piezas como antigüedades. Otras familias, a sabiendas de lo que iba a pasar por la situación que prevalecía, resguardaron algunas de las imágenes.

Para ingresar, la turba destruyó la puerta de la Catedral y luego las imágenes y retablos, incluso intentaron acabar con la imagen del Cristo de las Ampollas, la cual arrastraron hasta la calle y la abandonaron, la recogió la policía y fue llevada a la Comandancia Militar. El órgano fue destruido, al igual que las capillas del Sagrario, Divino Maestro y San Juan de Dios.

Datos de la Secretaría de Cultura indican que el nombre del santo patrono lo obtiene el inmueble porque el 23 de enero de 1542, se presentó en la ciudad el cacique de Maní, Tutul-Xiu, quien se sometió y alió a Montejo. Esto ocurrió en el día de San Ildefonso, Arzobispo de Toledo, de ahí que se le nombrara a éste santo y protector de la Colonia y patrono de la iglesia.

Con base en los datos históricos que maneja esa dependencia federal, la Catedral sustituyó el sencillo edifico techado con guano en el que estuvo ubicada la capilla de San José, contigua al Palacio Episcopal, hoy desaparecido; se comenzó a construir en 1562, por falta de fondos se interrumpió al poco tiempo; las obras reiniciaron en el gobierno de don Diego de Santillán, siendo el arquitecto encargado don Pedro de Aulestía.

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En 1579 los muros estaban en pie y las naves comenzaban a cerrarse. En 1586 el obispo don Gregorio de Montalvo trajo de La Habana al arquitecto don Juan Manuel de Agüero, encomendándole la dirección de la obra que se consideró terminada hasta 1598, aunque le faltaban algunos elementos.

Los datos del trabajo de este último están inscritos en el anillo interior de la cúpula principal de la iglesia y fueron redescubiertos hace algunos años, luego de un trabajo de limpieza. Está un poco deteriorada la leyenda debido a que la pintura anterior que aplicó fue removida, llevándose parte de la frase.

En el siglo XVIII se construyó el edificio del Seminario Conciliar, el Palacio del Arzobispado y las capillas.

En el ángulo norte el enverjado se apoyó en una columna rematada con una cruz, ambas de piedra. Ésta fue removida en 1915 y restituida en 1973. La cruz fue durante la Colonia el punto de partida para medir la distancia entre los pueblos.

La Catedral ha sufrido diversas modificaciones en su interior a lo largo del tiempo. 

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