Ponen en orden a los 'viene viene' de Mérida

STPS y Ayuntamiento afinan su regulación. 'Tabla de salvación' de muchas personas para obtener recursos para sobrevivir.

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En diversas calles y plazas comerciales de Mérida operan los 'viene viene'. Pueden ganar hasta 400 pesos en una jornada. (Milenio Novedades)
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Israel Cárdenas-William Sierra/Milenio Novedades
MÉRIDA, Yucatán.- Con pocas oportunidades para desempeñarse en el mercado laboral, en la mayoría de los casos al pasar de los 50 años, el ser “viene viene” o franelero prácticamente ha sido la “tabla de salvación” de muchas personas que de ese modo obtienen recursos para sobrevivir, sin embargo, es una actividad que requiere mayor regulación.

Entre este grupo también hay, aunque en menor número, jóvenes que al carecer de certificados de estudios, mínimo de bachillerato, no obtienen trabajo y ven en la informalidad una vía para desempeñarse laboralmente.

Varios franeleros coincidieron en que en esta labor tiene mucho que ver la manera en que tratan a las personas, pues hay que ser amables y serviciales.

“Atender con una sonrisa y dando la bienvenida es la clave para una buena propina”, comentó Daniel González, de 70 años, quien desde hace nueve comenzó a desempeñarse como cuidador de autos en Plaza El Patio.

De hecho, a pesar de que con dificultad se desplaza apoyado en un bastón al tener problemas de descalcificación en una rodilla, Daniel no deja de sonreír y recuerda que al principio, cuando comenzó a trabajar en esa plaza, podía ir de un lado a otro y por eso ahora sólo se queda bajo el tinglado, donde dejan los carritos del súper.

“La gente ya me conoce y viene hasta aquí a darme mi propina”, comentó, mientras descansaba sentado bajo una cubeta de plástico.

Muerte de franelero

Ante el deceso de un “viene viene” que fue atropellado en una plaza comercial, ocurrido hace varios días, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Gobierno del Estado alista un encuentro con la Dirección de Gobernación del Ayuntamiento de Mérida para abordar asuntos relativos a la regulación de los franeleros.

El secretario estatal del Trabajo, Enrique Castillo Ruz, señaló que están en espera de un reporte del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) que determinará si el hoy occiso tenía alguna relación laboral con el centro comercial donde ocurrió el accidente, y que con base en ello determinarán si pueden intervenir.

Como se informó oportunamente, un “viene viene” de estacionamiento falleció al ser atropellado por una mujer en Plaza Las Américas. De acuerdo con los hechos, la mujer fue a pasear a la plaza y cuando se retiraba subió y arrancó su automóvil, sin ver al “viene viene”.

Al respecto, Enrique Castillo mencionó que buscan un encuentro con la Dirección de Gobernación Municipal para organizar la actividad de los franeleros.

Agregó que la Dirección de Gobernación es la instancia que maneja y proporciona indicaciones respecto del funcionamiento de estacionamientos en plazas comerciales o lugares públicos.

“Cuando hay un accidente o fallecimiento la autoridad judicial le comunica al Seguro Social, se realiza una investigación y se determina si es un accidente laboral o no para poder intervenir”, explicó.

Sobre este asunto, Castillo Ruz expuso que en este momento es importante determinar si existe relación obrero-patronal entre la empresa propietaria del centro comercial y el hoy occiso. 

Relación laboral
  • El secretario del Trabajo, Enrique Castillo, consideró importante determinar cuál es la relación entre las organizaciones de franeleros y las empresas que operan estacionamientos públicos. 

Un trabajo de hormiguita

Varias plazas comerciales cuentan con torres de vigilancia desde donde personal encargado de la labor observa que no ocurra nada extraño en los estacionamientos.

Algunos franeleros, como los de Plaza El Patio, han tenido acercamiento con agrupaciones como la CTM, aunque sin llegar a algún acuerdo.

Luis, un veterano franelero que cuida vehículos cerca del Hospital “Ignacio García Téllez”, mencionó que está consciente de que realizando esta labor no tiene mucho futuro, pero al menos le deja para tener algo de dinero diario.

“No tengo pensión o nada de eso, pues toda mi vida fui mi propio patrón vendiendo lo que sea, me gustó más el comercio informal, ser ambulante, no tener que soportar a alguien que te esté diciendo qué haces o no”, añadió.

A su vez, Ricardo mencionó que esto es como la ‘hormiguita’ de poco a poco, o sea, de peso en peso, reúne lo suficiente para que él y su esposa tengan para comer.

“Hay días buenos y malos, no hay que desesperarse. Dios siempre provee a los más necesitados”, agregó Ricardo, quien tiene su sitio de trabajo cerca de Plaza Fiesta.

Por toda la ciudad

En Mérida, prácticamente no hay plaza comercial, estacionamiento de supermercados, calles del primer cuadro de la ciudad, dependencias, escuelas e institutos donde se escuche una peculiar frase: ¡viene, viene, viene, doblando, doblando!, acompañada de ademanes de advertencia para detenerse ante la cercanía de un transeúnte u otro vehículo, o para circular con seguridad.

Llevando una franela como principal distintivo, así como una gorra para protegerse de los rayos solares, los “viene viene” o franeleros, como se les conoce, son parte de una cotidiana estampa.

Sin importar el día del año o condiciones climatológicas, los franeleros, dependiendo el lugar donde se encuentran o si es quincena, pueden obtener de 200 a 400 pesos por jornada, en los estacionamientos de los centros comerciales, y los que se ubican en las calles del centro, un promedio de más de cien pesos por siete u ocho horas de labor.

En un recorrido por varias plazas comerciales, varios “viene viene” coincidieron en que de entrada, como cualquier otro trabajo, no pueden entrar sin pedir autorización a un centro comercial a cuidar vehículos, pues los grupos ya están plenamente establecidos.

Hubo dos días casi seguidos antes del 24 que reuní poco más de mil pesos: veterano 'viene viene'

De hecho, aunque cada lugar tiene sus propias reglas en cuanto a la manera de trabajar con los “viene viene”, en la mayoría de los casos ofrece la concesión del servicio algún grupo o encargado.

Los cuidadores de vehículos se dividen en dos horarios, que van de las 7:00 a 16:00 horas y 16:00 a 23:00 horas. Cada quien tiene establecido el sitio donde trabajará, y entre otros acuerdos, deben mantener limpios los lugares donde se encuentran y regresar los carritos del supermercado que los clientes dejan en los estacionamientos.

“Esta es una labor noble, que nos permite mantenernos ocupado, en vez de estar en la casa sin hacer nada”, manifestó José, de 72 años, quien cuida vehículos en el estacionamiento de Plaza Dorada.

“Siempre me he mantenido activo y por eso vengo a trabajar, pues el día que no lo haga seguro me enfermo. Estar aquí me mantiene activo, me distraigo, converso con las personas y me ganó unos ‘centavos’”, añadió, mientras observaba de reojo que ningún conductor acudiera por su vehículo al área que le toca cuidar.

La labor, de acuerdo como sea el día de la semana o si es fecha de quincena, puede ser tranquila o de gran actividad.
“Diciembre es la temporada que mejor nos va, pues la gente tiene dinero al recibir su aguinaldo; a muchas personas como que les entraba el espíritu navideño y nos dejan buenas propinas”.

El año pasado, dijo, hubo bastante trabajo. “Hubo dos días casi seguidos poco antes del 24 que reuní poco más de mil pesos”, comentó Roberto, otro veterano “viene viene”, que se encuentra en un supermercado, ubicado cerca del Gran Museo de la Cultura Maya.

De cinco a 10 pesos por día

Luis, un franelero que se ubica cerca del Parque Santa Ana, menciona que tiene hasta clientes fijos, empleados del Inegi, a quienes les separa un sitio.

“Cuando se van a las tres de la tarde me dan una ‘lana’, de cinco a 10 pesos diarios. Saben que aunque dejan su auto en la calle tendrán la seguridad de que los estoy cuidando”, dijo.

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