Activistas argentinos detenidos en Rusia regresan a casa

Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi de Greenpeace llegaron a su país de origen cuatro días después de beneficiarse de una amnistía general.

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Los dos tripulantes argentinos del rompehielos "Arctic Sunrise" de Greenpeace, Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, fueron recibidos por familiares y activistas de Greenpeace, a su llegada a Buenos Aires. (EFE)
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EFE
BUENOS AIRES, Argentina.- Los dos tripulantes argentinos del rompehielos "Arctic Sunrise" de Greenpeace, Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi, regresaron hoy a Buenos Aires tres meses después de ser detenidos por las autoridades rusas durante una protesta en el Ártico.

Procedentes de San Petersburgo, Speziale y Pérez Orsi aterrizaron en el aeropuerto de Ezeiza, donde les esperaban sus familiares y activistas de Greenpeace.

Speziale, de 21 años, y Pérez Orsi, de 40, llegaron a su país de origen cuatro días después de beneficiarse de una amnistía general declarada con ocasión de los 20 años de la Constitución rusa, con la que la Justicia rusa dio carpetazo a la acción judicial por presunta piratería y vandalismo que pesaba sobre los 30 tripulantes del "Artic Sunrise".

"Estos meses fueron muy difíciles. Ahora tenemos la tranquilidad de estar en nuestras casas, pero esto no tendría que haber ocurrido. Nos deben una disculpa a todos", dijo Speziale en rueda de prensa en el aeropuerto bonaerense.

La activista argentina denunció que fueron "secuestrados en aguas internacionales de forma ilegal" por las autoridades rusas y se manifestó "indignada" porque la petrolera rusa Gazprom haya comenzado a extraer petróleo en el Ártico.

"A veces me preguntan por qué si soy Argentina me fui al Ártico, a la otra punta del mundo. Porque nos afecta a todos", subrayó Speziale, quien aseguró que seguirá luchando para "defender el planeta para las generaciones futuras".

Pérez Orsi, de 40 años, criticó también con dureza la detención que sufrieron el pasado septiembre en el mar de Bárents por intentar encaramarse a la plataforma petrolífera flotante "Prirazlómnaya" del consorcio ruso Gazprom.

El ecologista argentino describió como "desmedida y violenta" la reacción de Rusia y recordó que lo peor de su paso por la cárcel rusa fueron las 23 horas diarias de incomunicación en las celdas.

Aún así, indicó que las acciones de Greenpeace en el Ártico continuarán hasta que la zona "sea un santuario".

"El Ártico debe quedar para las generaciones futuras como reserva de oxígeno y temperatura en una zona que es muy frágil y cuya destrucción tendría efectos devastadores para el clima del resto del mundo", advirtió Pérez Orsi. 

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