MÉXICO.- La pandemia por coronavirus ha provocado un verdadero cambio en el ritmo de vida de la humanidad. Todos se han visto afectados de alguna manera, sin embargo, existen evidencias que demuestran que esta crisis sanitaria está afectando más a las  mujeres, pues se presume que su salud e integridad se están viendo perjudicadas. 

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De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a escala mundial, las mujeres representan alrededor del 70% de las personas que trabajan en la atención al público en los sistemas sanitarios y sociales, por lo que presentan mayor riesgo de contagio debido a su continua exposición al virus. 

Asimismo el organismo asevera que las mujeres quedan vulnerables también ante la dificultad de acceder tanto a los servicios básicos de salud sexual y maternal, de hecho, las embarazadas temen por su salud a la hora de asistir a sus chequeos y pueden quedar sin atención médica suficiente y sin compañía en los partos, así como a programas preventivos de cáncer de mama, debido a la redirección de las necesidades médicas esenciales.

Violencia contra la mujer en tiempos de contingencia sanitaria 

ONU Mujeres señala que las denuncias por violencia se han triplicado en algunos países en los que se tomaron medidas de confinamiento y expresa preocupación por las féminas con mayor riesgo de violencia, como aquellas con diversidad funcional, migrantes en situación documental irregular y las víctimas de la trata.

Debido a ello ONU Mujeres plantea cinco acciones que los gobiernos y administraciones públicas deben adoptar sin demora, para contrarrestar este tipo de situaciones reprobables.

1. Garantizar que las necesidades del personal sanitario femenino sean tenidas en cuenta en las medidas de solución del problema. Pero, además, se les tiene que ofrecer todo el apoyo y los equipos de protección necesarios para que puedan realizar su trabajo de la forma más segura.
2. Prestar atención a lo que ocurre en los hogares y potenciar el reparto equitativo de la carga de cuidados y de tareas domésticas entre las mujeres y los hombres. Esta es una gran oportunidad para erradicar los estereotipos y los roles de género tan arraigados en la mayoría de las casas de prácticamente todo el mundo.
3. Las ayudas económicas deben incluir medidas de protección social que reflejen la comprensión de las circunstancias especiales de las mujeres y el reconocimiento de la economía del cuidado. Esto supone garantizar la sanidad pública para todas las personas y licencias remuneradas y/o por enfermedad para quienes no pueden asistir a su trabajo por tener a su cargo niñas o niños o personas mayores. En el caso de aquellas personas empleadas en el sector informal, que componen la gran mayoría de la fuerza laboral femenina, se les debe garantizar los ingresos económicos necesarios.
4. Garantizar que las líneas de atención telefónica y los recursos para las mujeres que sufren violencia de género, sean servicios esenciales y que se mantengan siempre a su disposición. Además, es necesario que la administración pública dé respuestas a las necesidades de estas mujeres y de sus hijas e hijos.
5. Escuchar a las mujeres respecto de las iniciativas de respuesta y recuperación ante la crisis sanitaria. Tener en cuenta a la mitad de la población en la toma de decisiones enriquecerá y mejorará los resultados.