El campo ayuda a Puerto Rico a salir de la recesión

La superficie cultivada aumentó 50 por ciento en los últimos cuatro años y se crearon al menos siete mil puestos de trabajo en el sector.

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Madeline de los Santos recoge chiles "aji" en el jardín comunitario de Capetillo, donde colaboran los vecinos en Río Piedras, Puerto Rico. (AP/Carlos Giusti)
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Agencias
GUANICA, Puerto Rico.- Por primera vez en casi 30 años, los puertorriqueños están comprando arroz producido en la isla. También están consumiendo otros productos agrícolas cosechados de forma local como setas, repollo e incluso arúgula, además de frutas más tradicionales como como piñas y banano grande.

El territorio estadounidense experimenta un cierto resurgimiento agrícola con nuevas granjas en la isla, que abastecen cada vez a más mercados de productores y restaurantes para satisfacer la demanda de productos frescos.

La agricultura se ha convertido en uno de los pocos sectores de crecimiento en la isla, que lucha por para salir de 10 años de recesión y una crisis de deuda aún en marcha.

Según las estadísticas más recientes difundidas por la oficina del gobernador, los ingresos del sector agrícola aumentaron 25 por ciento a más de 900 millones de dólares en el periodo 2012-2014. La superficie cultivada aumentó 50 por ciento en los últimos cuatro años y se crearon al menos siete mil puestos de trabajo en el sector.


Un puesto en el mercado de productores de La Placita de Santurce, el cual vende principalmente productos locales en San Juan, Puerto Rico.

"Cada vez hay más personas que se han dado cuenta de que esta actividad es una de las únicas maneras eficaces para vivir en la isla en este momento", dijo Tara Rodríguez Besosa, promotora de la agricultura y dueña de un restaurante de productos orgánicos en San Juan que compra sus alimentos a granjas locales, entre ellas una emprendida por su madre hace varios años.

La agricultura representa una pequeña parte de la economía en Puerto Rico, muy por atrás de la industria, las finanzas y el turismo. Sin embargo, el crecimiento es notable sencillamente porque la situación está muy mal en lo general.

Muchos negocios han cerrado, decenas de miles de personas han emigrado a territorio continental de Estados Unidos, el desempleo ronda casi el 12 por ciento y el gobierno está en suspensión de pagos.

El Congreso de Estados Unidos dio al territorio cierto respiro en junio mediante una iniciativa que contempla una reestructuración de su deuda de 70 mil millones de dólares, que el gobernador ha descrito como "impagable". Sin embargo, los efectos de esa medida no se han sentido en lo general en la isla.

El resurgimiento de la agricultura está a la vista en los pasillos de los supermercados, donde el arroz de producción local salió a la venta en agosto por primera vez desde que el último productor dejó de cosecharlo en 1980, y en los campos verdes resplandecientes donde se cultiva el grano a las afueras de la localidad de Guanica, en el suroeste.

El gobierno contribuyó a la apertura de la Finca Fraternidad al conceder 546.3 hectáreas (mil 350 acres) de tierra pública vacante.


Jonathan Rodríguez, campesino en una plantación de arroz, posa para un retrato en la Finca Fraternidad en el valle de Lajas, Guanica, Puerto Rico.

El emprendimiento arrocero es una de las 350 granjas apoyadas por el gobierno para reducir la dependencia de Puerto Rico de las importaciones de alimentos caros y fomentar el desarrollo de un sector que dominó la economía hasta la década de 1940, cuando la isla comenzó a transformarse durante décadas en una sociedad más urbana y desarrollada en la que pocas personas estaban dispuestas a trabajar en fincas agrícolas.

"Es satisfactorio cambiar la perspectiva que había en el país de ver la agricultura como algo del pasado, algo de personas sin educación", señaló la secretaria de Agricultura de Puerto Rico, Myrna Comas.

Aún puede ser un desafío encontrar a trabajadores para el campo, en especial para cultivos de labor intensiva como el café. Sin embargo, Jonathan Rodríguez, de 25 años, quien ha estado trabajando en la cosecha en la Finca Fraternidad dijo que este empleo le llama la atención.

"Me gusta porque es algo que sembramos para aquí... Y para eso estamos, para echar a Puerto Rico adelante", afirmó Rodríguez en fecha reciente durante una mañana calurosa.

En las regiones oeste y sur, el gobierno emprendió un proyecto para abastecer de caña de azúcar cosechada en la isla a la industria local productora de ron. El cultivo de caña de azúcar dominó la economía en el siglo XIX pero desapareció totalmente con el abaratamiento de la producción en otras partes. Por ahora se han plantado unas 352 hectáreas (870 acres) de caña, y Comas señaló que el plan es ampliar la superficie a cuatro mil 694.4 hectáreas (11 mil 600 acres).


Marilie González cuida plantas de orégano y alcanfor en el jardín comunitario Capetillo, donde los vecinos colaboran para cultivar verduras.

Además de las muchas granjas pequeñas e independientes, la isla ha recibido grandes inversiones en el sector.

Bayer, fabricante alemana de medicamentos y sustancias químicas para la agricultura, anunció este mes que destinaría 17 millones de dólares al desarrollo de dos instalaciones de biotecnología agrícola en el territorio estadounidense.

Monsanto, productora de semillas y herbicidas, con sede en Missouri, tiene grandes campos de maíz, soja y algodón en Puerto Rico e invirtió recientemente cinco millones de dólares en diversos proyectos.

Incluso los productores de marihuana consideran emprender actividades en la isla.


Un campesino mira al horizonte en la plantación de arroz de Finca Fraternidad.

Después de la orden ejecutiva que legalizó el uso medicinal de los derivados del cannabis, GreenVision LLC, subsidiaria de StereoVision Entertainment Inc., con sede en Nevada, anunció en agosto planes para construir una instalación dedicada al cultivo y fabricación de esos productos. El lugar tendrá una superficie de tres mil 700 metros cuadrados (40 mil pies cuadrados).

Sin embargo, es la agricultura de pequeña escala la más visible para los consumidores.

El número de mercados de productores se ha triplicado en los últimos cuatro años a más de 12 en toda la isla, dijo Mayra Nieves, presidenta de una cooperativa local de alimentos orgánicos.

Su actividad económica se cuadruplicó a unos 35 millones de dólares al año, gracias en gran parte al interés en los productos orgánicos, señaló Comas.

También han surgido huertos comunitarios en la capital que abastecen productos a consumidores que desean algo más fresco que los alimentos importados envueltos en plástico que han sido durante mucho tiempo lo habitual en tiendas y restaurantes.

"Ya hay más apertura... Ya no nos ven como 'esos hippies''', firmó Nieves.

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