Brasil se queda sin dinero... y sin Amazonas

La crisis económica que golpea a Brasil debilitaría de forma contundente los programas de protección al río más grande del mundo.

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El río Amazonas es considerado el más grande y caudaloso del mundo. Los recursos que los estados brasileños invierten en su cuidado podrían reducirse drásticamente debido al endeudamiento por el que estos atraviesan. (Archivo/AP)
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Agencias
RÍO DE JANEIRO, Brasil.- La crisis económica que azota a Brasil aumenta los riesgos para la preservación del Amazonas, debido a la reducción de los recursos para la vigilancia y el cuidado, afirmó el investigador Paulo Barreto a Notimex.

El investigador del Instituto del Hombre y del Medio Ambiente del Amazonas (Imazon), uno de los más prestigiosos de Brasil, indicó que “el Amazonas va a sufrir una mayor presión a causa de la crisis”.

Señaló que algunas iniciativas políticas podrían aprobar regulaciones que reducirían las exigencias ambientales en áreas extractivas.

Barreto afirmó que, por una parte, existe un “riesgo” en el sentido de que el endeudamiento de varios estados brasileños y el déficit fiscal, pueden “retirar recursos para la conservación de las áreas”.

Asimismo la recesión en Brasil –del 2.6 por ciento en el primer semestre- puede ser un “pretexto para que algunos políticos se aprovechen y quieran aprobar normativas y leyes en el Congreso que reduzcan las exigencias ambientales” en áreas de extracción minera o en proyectos económicos situados en tierras indígenas.

Piden protección

Junto a organizaciones como Greenpeace o WWF-Brasil, el Imazon publicó esta semana una carta abierta en la que pide que el gobierno brasileño siga con su política para combatir la deforestación en el Amazonas.

También solicita que Brasil no desista de reducir sus emisiones de gases con efecto invernadero ante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en París (COP21), que será realizada en noviembre próximo.

“En la COP21 Brasil debería establecer la meta de acabar con la deforestación en menos de una década en todos los biomas, pues es necesario, factible y ventajoso”, dijeron la media docena de organizaciones.

Brasil se convirtió en la última década en una potencia mundial productora de alimentos, exportando a todo el planeta soya, frutas y carnes de todo tipo, lo que ha tenido un impacto en la reducción del área de florestas y bosques en beneficio del negocio agropecuario.

Un Brasl sin árboles

Un estudio publicado el año pasado señalaba que Brasil perdió en tres décadas una superficie de bosques y florestas equivalente a todo Costa Rica, la mayoría en el Amazonas, como consecuencia de proyectos gubernamentales vinculados a la energía hidroeléctrica, la urbanización y el agronegocio.

En total el país sudamericano perdió 5.2 millones de hectáreas de florestas entre 1981 y 2012, y 93 parques nacionales y otras zonas preservadas también fueron reducidas, el 75 por ciento de ellas en el Amazonas entre 2008 y 2012.

Durante los últimos años el gobierno combatió esta tendencia y redujo la deforestación ilegal con fines agrícolas, pero los datos señalan que hubo un repunte de la destrucción intencionada de bosques.

El Imazon señala que de agosto de 2014 a julio de 2015 hubo un aumento del 63 por ciento respecto al año anterior de las áreas deforestadas, que se situaron en más de tres mil 300 kilómetros cuadrados.

“Uno de los efectos del dólar alto, por ejemplo, es el mayor atractivo por la exportación de carne y de soya, lo que supone un mayor uso de recursos terrestres”, explica Barreto, que denuncia que hay en torno a 10 millones de hectáreas cuadradas de tierras desmanteladas en el Amazonas que no están siendo utilizadas para producir alimentos.

“Se trata de un desmantelamiento especulativo que habría que corregir con impuestos que ya existen, como el impuesto territorial rural, pero que no son recaudados”, opina.

(Información de Notimex)

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