Argentina 'paralizada' por huelga de transportistas

El paro afectó el transporte público (autobús, metro y ferrocarriles) así como los vuelos nacionales, la recolección de basura, entre otros.

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Manifestantes bloquean una carretera durante la huelga nacional del transporte en Buenos Aires, Argentina. (AP Photo/Victor R. Caivano)
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Agencias
BUENOS AIRES, Argentina.- Los líderes de los sindicatos enfrentados al gobierno de Cristina Fernández calificaron como una jornada histórica una huelga contra un impuesto a los salarios, entre otros reclamos que el martes paralizó el transporte terrestre, aéreo y fluvial, afectando el normal desarrollo del resto de las actividades, según informó Associated Press.

Al mismo tiempo los sindicalistas redoblaron la apuesta y advirtieron que "no nos vamos a cruzar de brazos" si sus exigencias no son atendidas, prometiendo nuevas medidas de fuerza en coincidencia con la campaña electoral para elegir al sucesor de la presidenta en los comicios de octubre.

"Es una jornada que va a quedar en la historia de las páginas del sindicalismo... (la huelga) ha tenido una adhesión muy importante, el paro ha sido muy importante", dijo en rueda de prensa Hugo Moyano, secretario general de la disidente la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGTRA), una de las convocantes junto a la Central de Trabajadores de la Argentina.

"Hay una disconformidad con las políticas del gobierno con los trabajadores...Todo el mundo sabe que el dinero no alcanza. Esta es una realidad que nadie puede negar", agregó Moyano.

La medida de fuerza de 24 horas, la quinta de este tipo en los últimos cuatro años, afectó el transporte público de pasajeros (autobús, metro y ferrocarriles) así como también los vuelos nacionales, la recolección de basura y la actividad en los puertos. También adhirieron los gastronómicos, empleados judiciales y las gasolineras.

Los sindicalistas reclaman la reducción o eliminación del impuesto aplicado a los sueldos y aumentos salariales que contrarresten una inflación que sitúan en al menos 30% anual. A su vez exigen negociaciones salariales libres sin la imposición de techos por parte del gobierno de Fernández.

Las estaciones de ferrocarril, autobuses y líneas aéreas de Buenos Aires estuvieron vacías 

"Estamos en desacuerdo que trabajadores con salarios dignos le metan la mano en el bolsillo con un impuesto que vuelven a los salarios indignos", apuntó Pablo Micheli, líder de la Central de Trabajadores de la Argentina. "En el gobierno debe primar el sentido común, no nos vamos a cruzar de brazos", advirtió.

Si bien los gremialistas no descartaron nuevas medidas de fuerza, evitaron confirmar una eventual fecha.

Las estaciones de ferrocarril, las paradas de autobuses y las líneas de trenes subterráneos de Buenos Aires estuvieron vacías desde las primeras horas del día y numerosas personas tuvieron que usar automóviles y taxis para trasladarse a su trabajo o llevar a sus hijos a las pocas escuelas públicas que abrieron sus puertas. Los colegios privados sí impartieron clases.

Roberto Fernández, secretario general de la Unión Tranviarios Automotor, dijo a la prensa que el paro obedece a que los trabajadores quieren "un salario de bolsillo digno para tener poder adquisitivo" y amenazó con más medidas de fuerza si ello no se cumple.

Indicó que en las negociaciones salariales con los empresarios los gremialistas "estamos un poco lejos" ya que exigen una actualización no menor a 30 %.

Juan Pablo Saavedra, de 26 años, dijo a The Associated Press que llegó a la ciudad en motocicleta pero que sus compañeros de trabajo no pudieron movilizarse. El joven señaló que no compartía la medida de fuerza aunque la entendía "ya que es la única forma que tenés de reclamar por el sueldo".

La inflación es una de las principales preocupaciones de los argentinos, según las encuestas.

En un año electoral los sindicatos más combativos decidieron redoblar sus reclamos como una advertencia para quien reemplace a Fernández en el poder a partir de diciembre, cuando tendrá lugar el recambio presidencial.

Algunas carreteras de acceso a la capital fueron cortadas por agrupaciones de izquierda, lo que generó enormes atascos.

El mismo problema sufrían los habitantes de otras ciudades importantes del país como Rosario y Córdoba, donde al igual que en la capital se detuvo la recolección de basura y la distribución de combustible y alimentos.

Los vuelos de cabotaje no operaron mientras que en el aeropuerto internacional de Ezeiza, en las afueras de Buenos Aires, tampoco los operados por Aerolíneas Argentinas y sufrían retrasos los de las compañías extranjeras.

En la capital la huelga no fue seguida por todos los comercios. En la administración pública la actividad era más reducida, al igual que en los hospitales.

El jefe de Gabinete Aníbal Fernández restó importancia a la medida de fuerza, que calificó de "política", al afirmar a periodistas que "mañana (los sindicalistas) van a tener que sentarse a discutir de nuevo" las condiciones salariales "hasta que las velas no ardan".

"Dicen que es un paro político, es un paro porque la política se aplica. Todos los trabajadores están viviendo una política que es perjudicial para el esfuerzo y sacrificio que hacen diariamente", le respondió Moyano.

El precandidato presidencial oficialista Daniel Scioli, gobernador de la provincia de Buenos Aires, Scioli se quejó de los "piquetes irresponsables que están bloqueando el derecho al trabajo".

"Ha sido un gran esfuerzo volver a poner en marcha el país", dijo Scioli, quien destacó que supuso "volver a recuperar Aerolíneas Argentinas para ver hoy tristemente que los aviones están parados; volver a recuperar los ferrocarriles, para ver que también están parados; haber duplicado la capacidad operativa de los puertos, para ver que hoy no pueden tener actividad".

Pero el senador izquierdista Fernando Solanas dijo que la medida "manifiesta necesidades impostergables de la abrumadora mayoría de los trabajadores" como el "freno a la inflación" y la "modificación" del impuesto a las ganancias.

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