Armada de EEUU suspende proyecto de cañón futurista
El prototipo abría la posibilidad de proveer un arma efectiva a un costo muy bajo en comparación con las bombas inteligentes y los misiles.
DAVID SHARP
BATH, Maine, EE.UU. La Armada de Estados Unidos suspendió por el momento el proyecto de un arma futurista que dispararía proyectiles a una velocidad hasta siete veces la del sonido usando electricidad.
La Armada pasó más de una década desarrollando el cañón electromagnético de riel y ponderó colocarlo en los nuevos destructores de clase Zumwalt construidos en Maine, pero el Departamento de Defensa está tornando su atención a misiles hipersónicos para no rezagarse respecto a Rusia y China.
La Armada norteamericana recortó los fondos para los estudios con el cañón de riel en su más reciente propuesta de presupuesto. "El cañón de riel está, por el momento, muerto", dijo Matthew Caris, analista militar en el Avascent Group, una firma consultora.
La retirada de fondos indica que la Armada vio problemas en la implementación de la tecnología y defectos en el alcance de los proyectiles comparado con los misiles hipersónicos, dijo.
La decisión de parar los estudios al final del año libera recursos para misiles hipersónicos, sistemas de energía dirigida —como láseres— y sistemas de guerra electrónica, dijo la teniente Courtney Callaghan, portavoz de la Armada. Agregó que se conservará la información recolectada durante las pruebas en caso de que la Oficina de Investigaciones quiera retomar el proyecto en el futuro.
En total, la Armada gastó unos 500 millones de dólares en estudios y desarrollo, de acuerdo con Bryan Clark, analista del Hudson Institute.
La tecnología estaba cerca de dar el salto de la ciencia ficción a la realidad con las pruebas de prototipos.
El concepto contenía la posibilidad de proveer un arna efectiva a un costo muy bajo en comparación con las bombas inteligentes y los misiles.
Eso se debe a que los cañones de riel usan electricidad en lugar de pólvora o cohetes propulsores para acelerar un proyectil a seis o siete veces la velocidad del sonido. Eso crea suficiente energía cinética para destruir blancos.
Pero hubo una serie de problemas, incluso el alcance de unos 177 kilómetros (110 millas) en las pruebas. Un navío de la Armada no podía emplear el cañón sin colocarse al alcance de los misiles enemigos. Además, su utilidad para defensa antimisiles era limitada también por el alcance y la tasa de disparos, dijo Clark.