Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El desembarco del Papa Benedicto XVI en Twitter literalmente arrastró al mundo del Vaticano a la red social, animando la apertura de perfiles del Observatorio Astronómico Pontificio y de varias embajadas ante la Santa Sede.

Esta semana la legación diplomática de Estados Unidos abrió su cuenta oficial (@USinHolySee), en la cual lanzó apenas cuatro tuiteos y cosechó 182 seguidores. Ella se unió a otras embajadas más: la de Polonia, la de Turquía y la del Reino Unido, según publica Notimex.

El perfil polaco (@PLinVatican) no mandó ningún tuiteo aún, pero ya cuenta con 137 "followers", mientras el espacio de los diplomáticos turcos (@Vatikanbe) envió nueve mensajes y obtuvo 280 adhesiones.

El veterano y pionero de los embajadores "tuiteros", el británico Nigel Marcus Baker, dio la bienvenida a sus colegas a la red social, en la que su representación (@UKinHolySee) tiene presencia activa desde septiembre de 2011 y ya cuenta con dos mil 177 seguidores.

"Estamos encantados de ver más embajadas ante la Santa Sede en el mundo de Twitter, esperamos con impaciencia contactar e interactuar con ellos, también en este modo", dijo el diplomático en declaraciones a Notimex.

"Esta es una forma en la cual las conversaciones diplomáticas y la información sobre la diplomacia serán manejadas en el futuro", consideró.

"A lo largo de nuestra experiencia, hemos descubierto que las redes sociales se han convertido en el modo más eficaz para transmitir nuestro mensaje, en tiempo real a la gente real", agregó.

Baker explicó que transmitir "en vivo" acontecimientos o responder a dudas frecuentes a través de Twitter, "puede hacer la diferencia".

"Dejamos a nuestra audiencia comprometida, activamente implicada, y así ellos pueden entender mejor la embajada y mi trabajo. Si el Papa está en Twitter, nosotros deberíamos estar también", sostuvo.

La soltura de Baker, reforzada por su juventud, y el desembarco de las otras delegaciones diplomáticas parece romper el tabú del "acartonamiento" que implica el protocolo y por el cual los embajadores deberían tener extrema prudencia en sus declaraciones públicas.

Una situación particularmente tangible en el mundo Vaticano, donde la discreción y la observancia de las indicaciones protocolarias suelen ser la norma.

Por eso sorprendió la decisión de Benedicto XVI de abrir ocho perfiles lingüísticos oficiales en el sitio de internet de mensajes cortos. A un mes de haber escrito su primer tuit y apenas habiendo lanzado sólo 21, el Papa ya tiene casi dos millones y medio de seguidores.

El primero en tomar la iniciativa fue el mismo pontífice, exponiéndose a un mundo digital cruel y descarnado que, desde antes del 12 de diciembre cuando tuiteó por primera vez en su cuenta oficial, lo tomó como blanco de bromas, amenazas e insultos.

Sin hacer caso a sus detractores, el líder católico decidió permanecer con recomendaciones y sugerencias espirituales o algunos detalles de su infancia.

La cuenta @pontifex (en inglés) y sus diversas versiones han servido también para lanzar mensajes sociales y de política internacional, por ejemplo el pasado 7 de enero cuando en ella se reflejaron algunos pasajes del mensaje anual del Papa a los embajadores ante El Vaticano.

"Pido que nos unamos a mi oración por Siria, para que el diálogo constructivo sustituya a la terrible violencia", fue uno de los tuits de ese día.

A ese tuit le siguió: "Los nigerianos ocupan un lugar especial en mi corazón; muchos de ellos han sido víctimas de una violencia absurda en los últimos meses".

Y también escribió: "Defendamos el derecho a la objeción de conciencia de los individuos y las instituciones, promoviendo la libertad y el respeto de todos".

La Santa Sede, al presentar la cuenta del Papa, aseguró que la decisión de abrirla busca ser un ejemplo para todos los católicos. Indicación que fue seguida por la Specola Vaticana, el observatorio astronómico pontificio.

Los sacerdotes jesuitas astrónomos que gestionan esa institución no sólo están presentes con su perfil oficial (@SpecolaVaticana) sino también a través de su director, el argentino José Gabriel Funes (@JoseGFunesSJ).