Bolivia: teorías e incertidumbre a una semana del golpe

Las acusaciones de conspiración mantienen al país sin una idea clara del por qué se rebeló un general del ejército.

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Bolivia: teorías e incertidumbre a una semana del golpe. (AP Foto/Juan Karita)
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El general Tomás Peña y Lillo no esperaba encontrar un plan para un golpe de Estado contra el presidente boliviano Luis Arce al entrar en un cuartel en La Paz el miércoles de la semana pasada. Sorprendido por una llamada del general Juan José Zúñiga, jefe del ejército, se presentó en la sede del Estado Mayor para una reunión esperada sobre la defensa de soldados encarcelados.

Al llegar, Peña y Lillo se encontró con Zúñiga rodeado de oficiales que pedían ayuda para “defender la democracia”. A pesar de que se negó, los vehículos blindados ya salían del cuartel.

"Vi salir ya las tanquetas... pensé que era un simulacro o que le estaba yendo a dar su parte al presidente. Pero un golpe no", expresó por teléfono a The Associated Press desde un lugar no revelado. 

El general recordó que se había especulado sobre la entrega del gobierno de Arce a Zúñiga en medio de protestas por la escasez de combustible y la crisis económica. Sin embargo, calificó la situación de "circo". Una semana después, las dudas persisten y los bolivianos están desconcertados ante lo que Peña y Lillo describió como "una tragicomedia".

Al día siguiente del levantamiento, seguidores de Arce marcharon en defensa de la democracia, mientras que la conversación pública se centró en si realmente había sido un intento de golpe.

Zúñiga, antes de ser encarcelado, afirmó en televisión que todo había sido un engaño elaborado por Arce para desviar la atención de la crisis económica y la disputa política con Evo Morales sobre las elecciones de 2025. Arce rechazó las acusaciones.

Eduardo Rodríguez Veltzé, ex presidente de Bolivia, comentó: "No se puede tomar un ascensor para bajar 16 pisos y charlar con el tipo que ha movido tanques hasta las puertas de entrada".

La situación se complicó con la aparente ausencia del jefe de las Fuerzas Armadas, Gonzalo Vigabriel Sánchez, durante la rebelión.

Jorge Santiesteban, experto militar, opinó que si hubiera sido un golpe, la presidencia habría purgado las Fuerzas Armadas. En cambio, Arce mantuvo al comandante en jefe, quien no actuó ante la insurrección de su subordinado.

Las teorías conspirativas continuaron creciendo cuando el excomandante de la Fuerza Aérea, general Marcelo Zegarra, mencionó el supuesto apoyo de misiones diplomáticas extranjeras al golpe, acusaciones que fueron negadas por Estados Unidos.

El ministro de Gobierno, Eduardo Del Castillo, afirmó que algunas versiones sugieren la implicación de países extranjeros, aunque se necesita corroborar esta información. Mientras tanto, Peña y Lillo sostuvo haber visto en una pizarra que Israel apoyaba a Zúñiga, aunque lo consideró ilógico.

El presidente Arce insistió en que se trató de un intento de golpe y señaló que cualquier otra interpretación se alinea con la derecha.

(Con información de The Associated Press)

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