Beijing.- Después de dos meses de un rígido confinamiento en la provincia china de Hubei, origen de la epidemia de Covid-19, la población ha empezado a retomar la normalidad.

Mientras países de Europa, África y América ordenan restricciones a la población, el Gobierno chino eliminó ayer los últimos controles que obligaban a decenas de millones de personas a permanecer en sus casas, excepto en la ciudad de Wuhan, cuna del brote, que hará lo propio el 8 de abril.

Los retenes en puentes y autopistas para permitir el paso de automóviles y camiones se levantaron por primera vez en nueve semanas, y los trenes que transportan obreros a sus fábricas también empezaron a operar.

Eso sí, los viajeros que quieran usar el transporte público o pedir un taxi deben presentar o bien un código QR generado por el teléfono móvil que certifique su estado de salud o un certificado médico emitido por las autoridades sanitarias locales.

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Además, se toma la temperatura a los viajeros y se les obliga a usar apps en sus teléfonos que rastrean sus viajes a zonas de riesgo. Incluso hay médicos en algunos trenes para controlar el estado de los pasajeros.

Asimismo, el servicio urbano de autobús de Wuhan también comenzó a funcionar ayer, en un momento en el que las cifras oficiales apenas registran nuevos contagios o fallecimientos por Covid-19.

En tanto, alrededor de 800 personas llegaron ayer a Beijing procedentes de Hubei, tras presentar una solicitud para regresar a la capital, donde residen.

Según la agencia estatal Xinhua, más de 20 mil personas, entre trabajadores y estudiantes, aguardan en esa provincia a su turno para regresar a la capital.