Diez años de guerra... y de violaciones y torturas en Irak

Informe de Amnistía Internacional afirma que as garantía individuales de los habitantes de ese país son vulneradas cotidianamente.

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Activistas iraquíes de Derechos Humanos se manifiestan pidiendo la liberación de pacifistas cristianos secuestrados en Bagdad, Irak. (EFE/Archivo)
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EFE
Londres,  Inglaterra.- Cuando se cumple una década de la guerra en Irak, los abusos de los derechos humanos, con ataques a civiles, torturas y juicios injustos, siguen vigentes en el país árabe, de acuerdo con un informe de Amnistía Internacional difundido este lunes.

La organización de defensa de los derechos humanos, con sede en Londres, denuncia las violaciones cometidas tanto por las fuerzas de seguridad iraquíes como por las tropas extranjeras desde la invasión británico-estadounidense de Irak en marzo de 2003.

"Diez años después del fin del mandato represivo de Sadam Husein, muchos iraquíes gozan de más libertades que bajo su régimen, pero los avances en derechos que debieran haberse conseguido en este tiempo no se han materializado", afirma el director de AI para Oriente Medio y el Norte de África, Hassiba Hadj Sahraoui.

Amnistía critica el fracaso de las autoridades iraquíes a la hora de cumplir con sus responsabilidades en materia de derechos humanos y hacer respetar la ley, frente a los ataques indiscriminados de grupos armados.

"Ni el Gobierno iraquí ni las potencias ocupantes se han adherido a los estándares esperados bajo la legislación internacional y los iraquíes pagan un alto precio por su incapacidad", añade el portavoz.

Según AI, la tortura está a la orden del día en el país árabe y es cometida con impunidad por las fuerzas de seguridad del Estado, en particular contra sospechosos de terrorismo cuando están en régimen de aislamiento.

A menudo se tortura a los detenidos para extraer confesiones que estos posteriormente niegan pero que, aún así, se utilizan en su contra en juicios amañados, indica.

A veces, estas dudosas confesiones se difunden por televisión antes del juicio y violan la presunción de inocencia, asegura Amnistía.

La pena de muerte, suspendida tras la invasión de 2003, se restableció con el primer Gobierno iraquí y las sentencias se retomaron en 2005, recuerda la organización.

Desde entonces, 447 prisioneros han sido ejecutados, entre ellos el propio Sadam Husein, y se ha convertido al país árabe en uno de los Estados líderes en la aplicación de la pena capital.

"Es particularmente horrendo que muchos prisioneros son condenados a muerte tras un juicio injusto basado en confesiones que se vieron forzados a hacer bajo tortura", denuncia Sahraoui.

Amnistía pide a las autoridades iraquíes que pongan fin a este ciclo y declaren una moratoria en las penas de muerte como primer paso para abolir esta práctica.

Por otra parte, apunta la ONG, en los últimos meses miembros de la comunidad musulmana suní han protagonizado protestas en contra de la discriminación y abusos de los que son víctima, mientras también se han detectado incidentes violentos en el Kurdistán.

Denuncia AI tortura

En cuanto a las fuerzas invasoras, AI denuncia que desde el primer día "practicaron tortura y otras violaciones graves contra los prisioneros, como el escándalo de Abu Ghraib" por parte de las tropas estadounidenses y la muerte del civil iraquí Baha Mousa cuando estaba bajo custodia británica.

Pese a examinar casos individuales, en Estados Unidos y el Reino Unido no se han realizado investigaciones para detectar violaciones sistemáticas de derechos humanos por las tropas de esos países ni se han identificado culpables, condena Amnistía en su informe.

El Gobierno iraquí tampoco ha investigado las numerosas acusaciones de tortura, pese a haber admitido casos "aislados".

Según AI, los métodos de tortura aplicados a los detenidos son choques eléctricos en los genitales, asfixia parcial con bolsa de plástico en la cabeza, palizas, suspensión en posturas extrañas, negación de agua, comida y sueño y amenazas de violación de parientes femeninas.

"Irak permane atrapado en un ciclo de tortura e impunidad que debería haberse roto hace mucho tiempo. Ya es hora de que las autoridades iraquíes tomen medidas concretas para arraigar una cultura de protección de los derechos humanos", concluye Sahraoui. 

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