El infierno de los presos adictos en Kabul y sus 'caramelos'

Según los reos, existe una gran disponibilidad de drogas, tanto como si fueran dulces; investigaciones apuntan a que son los guardias los que controlan el tráfico.

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Pul-i-Charkhi fue tradicionalmente un lugar sin acceso para los medios de comunicación. (Archivo/AP)
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Agencias
KABUL, Afganistán.- El tráfico y el consumo de drogas son moneda corriente, con complicidad del personal carcelario, en la mayor prisión de Afganistán, Pul-i-Charkhi, en la capital, Kabul, donde viven 7 mil 500 detenidos y hay 800 drogadependientes, reveló una investigación periodística que pone en ridículo al gobierno de ese país.

"Yo no sé cómo entra la droga, pero hay una gran disponibilidad de ella, como si fueran caramelos", advirtió uno de los detenidos con el que hablaron los periodistas y confirmó que comprar droga en la cárcel es muy fácil.

De hecho, son los mismos guardacárceles quienes controlan el tráfico de opio y heroína, y venden las dosis a los reos, la mayoría de los cuales se inician en el consumo de drogas en esa cárcel, según arrojó la pesquisa.

"Es verdad, tenemos a más de un diez por ciento de los detenidos, unos 800, con problemas de tóxicodependencia", admitió a ANSA el jefe ejecutivo de la cárcel, Amir Mohammad Jamshed, aunque desmintió que los propios agentes vendan las drogas y echó la culpa a quienes visitan a los reos.

"No son mis hombres, sino los familiares, que cuando vienen de visita esconden la droga de miles de maneras, hasta hacen que la transporten sus hijos".

Construida en los años '70 y '80, Pul-i-Charkhi fue tradicionalmente un lugar sin acceso para los medios de comunicación, pero el Ministerio de Salud, encabezado por Soraya Dalil, decidió cambiar esa situación, invitando a un grupo de periodistas para una visita a la estructura.

En esa oportunidad, los reporteros pudieron conversar con los internos, el personal carcelario y funcionarios gubernamentales responsables de la cárcel.

Hasta hoy, las críticas contra el estado de las cosas en la cárcel versaban sólo sobre violaciones a los derechos humanos y casos de tortura que provocaron sangrientos motines y movilizaron a organizaciones no gubernamentales en defensa de los presos.

En los últimos años, Estados Unidos transfirió a Pul-i-Charkhi milicianos capturados desde las prisiones de Bagram (125 casos), en el norte de Kabul, y de Guantánamo (32), a pesar del clima de emergencia permanente que existe allí.

En presencia de Dalil, un jefe del personal médico de la cárcel explicó que "una parte de los detenidos drogadictos lo era ya desde antes de ingresar, tras períodos de detención en Irán y otros países. Pero otros, los más, tuvieron su primer contacto con los estupefacientes justamente en Pul-i-Charkhi".

"No negamos la presencia de droga, pero estamos haciendo grandes esfuerzos para bloquearla. No se debe olvidar que que las drogas entran también en las cárceles de los países desarrollados que disponen de muchos medios de detenerlas. Nosotros hacemos lo que podemos", concluyó Jamshed.

mn/rd

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