Floyd revivió la lucha mundial contra el abuso policiaco y el racismo
Hay un deseo ferviente de cambio, una necesidad de resolver injusticias históricas
Londres.- Las manifestaciones que hicieron que buena parte del mundo se llenase de gases lacrimógenos el año pasado fueron frenadas por la pandemia del coronavirus. La indignación, sin embargo, sigue vigente y la muerte de George Floyd generó otra ola de expresiones de condena a la brutalidad policial y las desigualdades raciales.
Desde Hong Kong hasta Jartum, de Bagdad a Beirut, de Gaza a París, de Caracas a Santiago, la gente tomó las calles en el 2019 para exigir libertad, soberanía o simplemente una vida menos dura mientras unos pocos prosperan. Parecía que reinaba la agitación en todos lados menos en Estados Unidos.
Ahora, tras la muerte de Floyd, un afroamericano que falleció en Minneapolis cuando un policía le puso la rodilla en el cuello varios minutos mientras estaba tendido en el piso, arrecian nuevamente las protestas en todo el mundo, a pesar de la pandemia.
La brutalidad policial o militar y el racismo son factores universales, presentes en muchas sociedades.
La misma naturaleza de las manifestaciones hace pensar que hay un deseo ferviente de cambio, una necesidad de resolver injusticias históricas. Pero, ¿cuál es el objetivo final? Dependiendo del gobierno al que se le exigen cambios, los resultados pueden variar.
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Un gobierno democrático dispuesto a escuchar el clamor del pueblo puede ser más proclive a adoptar reformas o se puede cambiar de rumbo a través de las urnas.
Los gobiernos autoritarios, en cambio, rara vez ceden y confrontarlos puede terminar generando regímenes más duros todavía o guerras civiles.
El espíritu del 2019 y el 2020
Sudán experimentó en carne propia lo que puede pasar con la desobediencia civil y las manifestaciones de protesta, y el alto costo que pueden conllevar --con muertes y violaciones-- mientras sigue encaminándose hacia una nueva era. El alzamiento hizo caer un caudillo militar acusado de genocidio y crímenes de guerra. El presidente Omar al-Bashir fue derrocado en abril del 2019, dando paso a la creación de un “consejo soberano” de gobierno cívico-militar. Los civiles, no obstante, se ven subordinados al poder militar.
Las protestas que empezaron hace un año en Hong Kong parecieron promover todas las aspiraciones democráticas. Pero China, con su poderoso Ejército Popular de Liberación, no parece dispuesta a ceder y es posible que el territorio quede bajo la autoridad de Beijing mucho antes del 2047, como quedó estipulado cuando Gran Bretaña entregó su vieja colonia a China en 1997.