#YoSoyFidel, la despedida de los cubanos a su comandante

Aunque internet en Cuba tiene solo un año y medio de vida, y es muy caro, los cubanos decidieron usarlo para despedir a su histórico líder.

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Mujeres lloran mientras la procesión de las cenizas del líder cubano Fidel Castro sale de la ciudad de Santa Clara, Cuba. (AP/Desmond Boylan)
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Juan Pablo Becerra-Acosta M./Milenio
CAMAGÜEY, Cuba.- Apenas hace un año y medio que hay internet en Cuba. Internet libre para los cubanos. Es muy caro, no hay en todos lados, solo en algunas plazas y zonas públicas donde la gente se aglomera cerca de las antenas del wifi, pero el caso es que ya hay: a dos CUC por hora. Dos dólares cada sesenta minutos. Y en estos tiempos donde en cualquier lado del mundo predomina la vida hashtag, los cubanos decidieron no quedarse atrás para despedir a su líder: #YoSoyFidel.

Con esa etiqueta saturan las redes sociales que les son tan recientes y a las que no todos los cubanos tienen acceso. A alguien (dicen por aquí que fue a una joven de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, una chica de las Juventudes Comunistas) se le ocurrió que el hashtag inundara la isla.

No solo el ciberespacio, sino las calles de la antilla, pero sobre todo las carreteras por donde pasa la caravana con una urna que contiene las cenizas del comandante cubano. Había escepticismo: ¿cómo conseguir que una etiqueta de las redes sociales fuera coreada al aire libre? Son mundos distintos.

Aunque viéndolo bien, no era tan complicado: la televisión y la radio son del estado. Los medios impresos también. Y en un sistema de partido de Estado como este...

El caso es que así ha ocurrido: el hashtag de Fidel se repite y grita hasta la saciedad. Los sombríos rostros de los habaneros quedaron atrás. Los camagüeyanos, más alegres y bailaores, han convertido el duelo, no en una fiesta, pero sí en una especie de catarsis a punto de gritos.

—¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel! —vociferan. No paran y tampoco la gente de los pueblos que se asoman a la carretera durante todo el trayecto hasta este sitio.

Pero no solo es un asunto de que los cubanos estén drenando el alma, el hashtag tiene otro fin, como tantas cosas aquí que tienen que ver con lo ideológico:

—No es algo trivial como una porra, una fanfarria. Se trata de que la gente mande un mensaje claro de que este proceso revolucionario continúa. De que podrá haber muerto Fidel, pero que el sistema político continúa y continuará. Y de que millones de personas hacen suyos los ideales de Fidel. Yo soy Fidel, todos somos Fidel, el régimen de queda... —alecciona un cuentapropista, un pequeño empresario del turismo.

Muerto Fidel, viva el hashtag...

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