Investigan a Lunel como posible 'escuela' terrorista
La pequeña localidad de 20,000 habitantes podría ser uno de los centros de enrolamiento de yihadistas en Europa.
Agencias
PARÍS, Francia.- Lunel, una pequeña localidad del sur de Francia, está en la mira de los investigadores antiterrorismo desde hace algunas semanas por las señales que la revelan como uno de los centros de enrolamiento de los yihadistas en Europa.
Con apenas 20,000 habitantes, a mitad de camino entre Nimes y Montpellier, Lunel fue antiguamente un importante centro de difusión de la cultura occitana y la filosofía judía durante la Edad Media.
Pero en los últimos meses, según los datos de las fuerzas de seguridad francesas, más de una veintena de hombres -jóvenes en su mayoría- partieron de Lunel para unirse a la yihad en Siria y en Irak.
Al menos seis ya murieron, un número equivalente al 10 por ciento de los combatientes de nacionalidad francesa que dieron la vida por el grupo terrorista Estado Islámico.
Ya a fines de 2014 esos números habían llevado a los investigadores a rastrear en la comunidad musulmana local, en busca de las redes de reclutamiento.
Cabe recordar que hace apenas unas semanas en París, Francia, terroristas mataron a 12 personas en el semanario Charlie Hebdo, por caricaturizar al profeta Mahoma.
Quiénes y cómo son
Los "aspirantes a mártires" de Lunel son jóvenes de entre 20 y 30 años, de religión musulmana, procedentes de familias modestas, que cedieron gradualmente al radicalismo, abandonaron sus ropas occidentales por la vestimenta tradicional islámica y se dejaron crecer largas barbas.
Muchos de ellos se habían acercado al movimiento fundamentalista Tabligh, o Tablighi Jamaat. Nacido a fines de los años 20 en la India, en comunidades musulmanas deseosas de proteger sus creencias y tradiciones del nacionalismo hindú, en los últimos años internacionalizó predicando un respeto literal y riguroso de los dictámenes del Corán.
Las prédicas de los "hermanos" Tabligh se dirigen sobre todo a los pobres y marginados, con visitas a los detenidos en prisión y a los convalecientes en los hospitales, donde presentan la religión como camino de retorno a la vida y la rectitud.
En su versión original, el movimiento no tiene reivindicaciones políticas y no apoya el uso de la violencia, pero en varios casos -como el de los jóvenes de Lunel- su visión radical de la adherencia al Corán en la vida diaria se convirtió en la antecámara de la lucha armada.