Israel e Irán usan a Siria como campo de batalla
Tras el ataque a los Altos del Golán, el estado judío espera la respuesta de Teherán.
Agencia
JERUSALÉN, Israel.- La han bautizado Operación Castillo de Naipes. La mayor incursión aérea israelí en Siria en más de cuatro décadas —28 cazas F-15 y F-16— se cobró en la madrugada del jueves medio centenar de objetivos de la Fuerza Al Quds, el cuerpo expedicionario de la Guardia Revolucionaria iraní, y cinco baterías antiaéreas del régimen de Damasco.
De acuerdo con información de El País, los corresponsales de Defensa de la prensa hebrea, con acceso a información del Estado Mayor, coincidían ayer en predecir que un enfrentamiento inmediato con Irán en Siria es poco probable.
“Está previsto que el estado de máxima alerta se mantenga en el norte durante varios días”, señalaba el analista Amos Harel en Haaretz. “Ahora se está reforzando la seguridad en las legaciones diplomáticas israelíes por temor a un atentado”.
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El Ejército afirma que la Operación Castillo de Naipes fue una acción de represalia por el lanzamiento de 20 cohetes contra puestos avanzados militares en los Altos del Golán, meseta siria ocupada por Israel desde 1967. El retraso del desmentido iraní, más de 24 horas después del ataque al Golán, y el silencio oficial sirio, conceden cierto marchamo de credibilidad a la acusación israelí.
La Fuerza Aérea había operado con libertad sobre los cielos sirios desde el inicio de la guerra, en 2011, con el objetivo de impedir el rearme de la milicia libanesa chií Hezbolá. Pero el derribo de uno de sus F-16 en febrero, cuando participaba en una incursión contra un aeródromo con presencia iraní, alteró el paradigma bélico. Tras el ataque aéreo israelí, hace un mes, a la estratégica base siria T4 —que se cobró la vida de nueve guardias revolucionarios— la venganza iraní ya solo era cuestión de tiempo.
El jefe del Estado Mayor hebreo, general Gadi Eizenkot, parece haber jugado con los hitos del calendario para disputar la partida en el tablero de Siria al general Qassem Soleimani, jefe de la Fuerza Al Quds. Mientras la aviación de combate protagonizaba sucesivos ataques preventivos contra intereses iraníes en suelo sirio, Teherán se veía obligado a abstenerse de intervenir para no perjudicar la campaña de Hezbolá en Líbano, que se saldó el día 6 con avances electorales, y a la espera de que Donald Trump se pronunciara sobre la permanencia de Estados Unidos en el acuerdo nuclear iraní.
Solo una vez conocida la decisión del presidente norteamericano el martes, la Fuerza Al Quds dio luz verde a un ataque limitado a Israel en revancha por la humillación del aeródromo T4, según ha transmitido la inteligencia militar a la prensa hebrea. La contundente réplica, sin precedentes desde la guerra de Yom Kipur, estaba lista tres meses atrás tras el derribo del F-16, a la espera de que Soleimani diera el paso esperado. Israel sabe que Irán tratará de desquitarse otra vez, pero no cuándo.