La Paz celebra con música y baile en la mayor fiesta religiosa andina en Bolivia

Unos 70.000 bailarines y músicos recorren las empinadas y angostas calles de la ciudad de La Paz, Bolivia.

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La Paz celebra con música y baile en la mayor fiesta religiosa andina en Bolivia. (Composite)
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La ciudad de La Paz se llenó de vida y color el sábado con la tradicional festividad folclórica y religiosa en honor al Señor Jesús del Gran Poder. Este evento, considerado una de las celebraciones católicas andinas más grandes y antiguas de Bolivia, ha sido declarado Patrimonio Cultural por la UNESCO.

Además de su profundo significado religioso, la festividad tiene un notable impacto comercial, ofreciendo un respiro económico en medio de los desafíos que enfrenta el país, según los organizadores.

Aproximadamente 70.000 bailarines y músicos desfilaron por las empinadas y estrechas calles de La Paz, desde el barrio más comercial hasta el centro de la ciudad, interpretando ritmos del rico folclore andino.

Los 74 grupos de danzantes recorrieron 8 kilómetros, paralizando gran parte de la ciudad mientras más de 300.000 espectadores se congregaban para disfrutar del espectáculo, que culminó al amanecer del domingo.

 

La fiesta arrancó temprano con una procesión que encabezó un cura, el alcalde de la ciudad Iván Arias y los padrinos de la festividad quienes portaban una imagen del santo. Detrás iniciaron su baile los grupos más tradicionales como “La Morenada”, una danza que se originó durante la colonia y que mezcla elementos católicos y de las culturas indígenas andinas.

 

Gran parte de los danzarines son comerciantes informales. Éstos inician su paso frente a un altar en el barrio del Gran Poder de La Paz donde se alza la figura de Cristo con los brazos extendidos. Los espectadores se apostan sobre las aceras a lo largo del recorrido.

“Es una fiesta de devoción, cultura y economía y este año queremos poner más énfasis en el ámbito de la devoción para agradecer al Señor Jesús del Gran Poder todo lo que somos y todo lo que tenemos”, dijo Arias.

 

Durante el año los bailarines ensayan y preparan la fiesta. Miles de artesanos son empleados en la confección de coloridos trajes y vistosas caretas.

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Cada grupo hace su paso al compás de una banda cuyos integrantes llegan al centenar.

En paralelo, la fiesta mueve el comercio de vendedores callejeros y las firmas comerciales más conocidas hacen sus auspicios. La festividad mueve entre 60 y 65 millones de dólares, dijo el viceministro de Culturas, Juan Carlos Cordero.

La fiesta tiene más de un siglo de vigencia y se origina en antiguas prácticas religiosas de pueblos precolombinos que agradecían a sus deidades por los favores recibidos. Esas creencias religiosas se mezclaron con ritos católicos que trajeron los conquistadores dando lugar a una mezcla de creencias que los expertos llaman sincretismo religioso.

La alcaldía de La Paz anunció que unos 20 drones y más de 60 cámaras vigilaran el recorrido de los danzarines para evitar demoras en al paso de los grupos. En algunos sitios de la ciudad se exhiben pantallas gigantes y juego de luces para turistas.

“El Gran Poder tiene que empezar a atraer las miradas de propios y extraños para convertirse en una de las fiestas más importantes de Bolivia y el mundo”, dijo el secretario de Culturas del municipio, Rodney Miranda.

 

Con información de AP.

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