Agencias
MILÁN, Italia.- Las grandes etiquetas pueden lamentarse al descubrir en el mercado prendas falsas de sus creaciones o consolarse con el lado "positivo": el efecto "snob premium", que confirma su singularidad; de otro modo no circularían las copias falsas, según publica el sitio web ansa,it.

Se trata de la visión que apunta a ver el "vaso medio lleno" en la problemática de la falsificación en el sector de la indumentaria italiana y los accesorios, que registró un duro golpe en el trienio 2008-2010, con un valor estimado de 3,000 millones de euros en daños.

Porque no siempre ese fenómeno equivale a un daño, sugirió una investigación del Miur (Ministerio de Instrucción de la Universidad y la Investifación), realizada por la Universidad de Brescia, junto con las de Modena, Reggio Emilia, Parma y Bocconi de Milán, que se conoció esta semana.

Se debe a que la indumentaria que circula con etiqueta falsa de una gran maison genera un efecto de "snob premium", en virtud del cual el consumidor reconoce un valor extra a la marca que está siendo objeto de falsificación.

Lo detectó el estudio presentado en la Universidad Bocconi, en el ámbito del congreso "El impacto de la falsificación en empresas de moda de alta gama", que evaluó además los daños que el mercado negro de la indumentaria puede provocar en toda la cadena de producción.

La investigación de alguna manera otorga razón a la estilista Elsa Schiaparelli, quien tiempo atrás escribió que "cuando no te copian más siginifica que ya no eres bueno y has dejado de ser noticia", recordó el profesor Carlo Marco Belfanti, de la Universidad de Brescia.

La muestra que sirvió de base a la investigación, relevó por ejemplo que por un bolso de mujer de marca conocida está dispuesta a pagar 210 euros si no se trata de uno falso, cifra que se eleva a 350 euros si se trata de una falsificación.

Para combatir la falsificación de prendas, cerca de 30 grandes marcas trabajan con Certilogo, un proveedor especializado en soluciones de rastreo y protección de una marca. Entre ellas se destaca Lavin Paris, Blumarine y Versace.

"Apuntamos a la individualización de los productores para bloquear los productos que confeccionan antes de que lleguen al mercado", dijo Silvia Carteny del grupo Versace.