El Papa lavará los pies a refugiados fuera de Roma

Se llevará a cabo en Castelnuovo di Porto, en el Centro de acogida para quienes piden asilo.

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El Papa se inclinará este Jueves santo para lavar los pies de 12 prófugos, como signos de servicio y de atención. (Ansa)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El Jueves Santo, Papa Francisco lavará los pies de 12 prófugos del (asilo) Cara de Castelnuovo di Porto, en la Misa 'in Coena Domini', y lo hará por primera vez fuera de Roma, según publicó el sitio web lastampa.it.

El Cara es uno de los mayores centros para quienes piden asilo y para refugiados en Italia; se encuentra en la extrema periferia de la capital del país y desde abril es administrado por la cooperativa Auxilium. El rito del Lavatorio, en programa a partir de las 17:00 horas, involucrará a 12 jóvenes prófugos que son huéspedes del Centro.

"Será un signo simple pero elocuente", comentó en L’Osservatore Romano el Mons. Salvatore (Rino) Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización.

"La visita irá acompañada por la celebración del rito del Lavatorio de pies. El Papa se inclinará para lavar los pies de 12 prófugos, como signos de servicio y de atención".

Fisichella añadió: "No pasa día sin que Papa Francisco, con su palabra, no mueva a tomar en consideración la urgencia humanitaria que fluye bajo nuestros ojos distraídos. Millones de prófugos están demostrando al mundo los rasgos reales de un nuevo éxodo que mueve a masas de abandonados sin casa ni patria. Huyen con pesar, bajo la presión de la violencia gratuita, de la guerra inútil y del hambre, hacia metas que a menudo son fruto más que de la realidad de la imaginación".

Sin embargo, observó, sobre todo los países ricos del Occidente hacen el menor esfuerzo y permanecen casi "indiferentes a un drama que sorprende tanto por la duración como por el número de las personas involucradas".

Según el prelado, sería suficiente un instante de valor en la política para afrontar "con valentía y atención estas situaciones, pero se prefiere hacer que pase el tiempo, sin ocuparse del sufrimiento. Como máximo, se extienden sumas de dinero para que repose la conciencia".

Últimamente, recordó, "parece que la solución que se encuentra más alcance de la mano es la de cerrar las propias fronteras para sentirse más seguros, o construir nuevos muros. Soluciones que, entre más se enorgullezcan de haber alcanzado el progreso y la madurez democrática, se revelan más equivocadas".

Fisichella recordó que entre las siete "obras de misericordia corporal sigue estando, con su actual provocación, la de la hospitalidad. Acoger a los prófugos, pues, se convierte, para los cristianos, en una expresión tangible para vivir el Jubileo de la Misericordia", del cual el mismo Fisichella es el responsable.

En este Año Santo, el Obispo de Roma suele ofrecer "un testimonio concreto de estas obras" un viernes al mes. "En diciembre, abrió la puerta santa en el hostal Don Luigi di Liegro, que alberga a los sin techo y distribuye cotidianamente comidas. En enero, se acercó a muchos ancianos y a algunos enfermos en estado vegetativo, para hacer comprender que la ‘cultura del descarte’ tiene poco en común con la visión cristiana de la vida. En febrero visitó una comunidad terapéutica para jóvenes toxicodependientes. El próximo Jueves Santo irá a Castelnuovo di Porto para estar con los jóvenes prófugos huéspedes del Centro de acogida para quienes piden asilo (Cara)".

Con esta iniciativa Papa Francisco "quiere decirnos que es necesaria la atención debida hacia los más débiles de este momento histórico; que todos estamos llamados a restituirles dignidad sin recurrir a estratagemas. Nos impulsa a ver la Pascua con los ojos de quienes hacen de su fe una vida vivida al servicio de cuantos llevan impreso en el propio rostro los signos del sufrimiento y de la violencia".

"Muchos de estos jóvenes no son católicos —concluyó Fisichella. El signo de Francisco se vuelve, pues, más elocuente. Indica la vía del respeto como vía maestra para la paz. Respeto, en su valor semántico, significa darse cuenta de que hay otra persona a mi lado. Una persona que camina conmigo, que sufre conmigo, que se alegra conmigo. Una persona a la que, un día, podré dirigirme para encontrar apoyo. Al lavarle los pies a los prófugos Francisco pide respeto por cada uno de ellos", finalizó.

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