Legalización de marihuana preocupa a granjeros del Triángulo esmeralda

Sueñan con tener legitimidad, pero temen no poder absorber los costos de las regulaciones e impuestos de la actividad.

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Anthony Viator cuelga para su secado varias plantas de marihuana en la granja de Laura Costa, cerca de Garberville, California. (AP/Rich Pedroncelli)
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Agencias
GARBERVILLE, California.- El hijo y el esposo de Laura Costa manejan con destreza sus podadoras durante la cosecha de marihuana de la familia, apresurándose junto con otros trabajadores para cortar las plantas y colocarlas en contenedores de plástico antes de la llegada de una tormenta.

La granja, escondida junto a un camino de montaña en un bosque de secuoyas, es uno de numerosos terrenos donde se cultiva ilegalmente marihuana en el famoso Triángulo Esmeralda del norte de California, en los condados de Humboldt, Mendocino y Trinity.

Los votantes californianos decidirán el 8 de noviembre si legalizan el uso recreativo de la marihuana y la iniciativa ha causado profundas divisiones entre quienes la cultivan. Igual que muchos otros, los Costa sueñan con ganar legitimidad y respeto a partir de la legalización. Pero también temen que la Proposition (Propuesta) 64 conlleve costosas regulaciones e impuestos y los deje sin trabajo si grandes empresas deciden dedicarse a esta actividad.

"Sería el fin de las granjas de marihuana tradicionales como ésta", se lamentó Laura Costa, sentada en medio de uno de sus cuatro jardines de 40 plantas cada uno, fumando una pipa de vidrio. "Acabaría con nuestro estilo de vida".

Es un estilo de vida muy difundido en esta región. Vehículos de doble tracción transportan gas propano, trabajadores y provisiones constantemente por caminos de tierra para los generadores de las granjas. En Eureka, la ciudad más grande de la zona, abundan los cultivos bajo techo, en depósitos y garajes, según publica The Associated Press.

Jóvenes de los alrededores vienen en busca de trabajo. Instalan sus carpas y muestran carteles ofreciéndose a ayudar en las cosechas.


Christine Miller posa entre algunas de las 250 plantas de marihuana de su granja de Benbow, California. 

La policía afirma que hay más gente que trabajos y que eso agrava la indigencia. Al jefe de la policía de Eureka Andy Mills le preocupan los choferes de camionetas que puedan manejar drogados.

Para Tim Blake, granjero de Mendocino, la Proposition 64 es un paso lógico para una industria que lucha por salir de las sombras. Cuando California pasó a ser el primer estado que legalizó el uso de marihuana con fines médicos en 1996, indicó, dio paso a una era menos restrictiva en la que los granjeros pudieron operar abiertamente y atrajeron incluso inversionistas con dinero.

Apoya la cláusula que anula todos los antecedentes penales y suspende los castigos por una serie de delitos relacionados con la marihuana.

"Es hora de despenalizarla", dijo Blake. "Hay mucho miedo entre los agricultores", quienes temen perder su sustento "y un estilo de vida, aunque en ese sentido ya salieron perdiendo".

Si la propuesta no es aprobada, dice Blake, el estado en general y el norte de California en particular podrían correr el riesgo de perder su condición de región que más marihuana produce en el país. Cuatro estados y el Distrito de Columbia han legalizado el consumo recreativo de marihuana y otros cuatro estados podrían hacerlo en noviembre.

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"No podemos darnos el lujo de seguir perdiendo terreno", sostuvo mientras ofrecía un recorrido de su granja.

También resultó controversial la decisión de la Asociación de Agricultores de California, que representa a 450 granjeros y a 350 actividades relacionadas, de mantenerse neutral.

"Nadie, ni siquiera quienes apoyan la iniciativa, piensan que esto es un jonrón (que metimos un gol)", declaró el presidente de la Asociación Hezekiah Allen. "Mucha gente piensa que en California se podrían hacer mejor las cosas".

Allen ayudó a redactar la propuesta de 62 páginas y dijo que la Asociación es responsable de la prohibición de que haya granjas de marihuana de más de cuatro mil metros cuadrados (menos de media hectárea) durante los primeros cinco años de la legalización. Opinó que "eso debería dar suficiente tiempo" a los pequeños agricultores para salir de las sombras, sacar licencias y empezar a ganarse la vida legalmente.


Nikki Lastreto recorta 'pequeños brotes' de la cosecha de la temporada pasada en su casa cerca de Laytonville, California. Lastreto y su marido, Swami Chaitanya apoyan el uso de la marihuana medicinal.

No hay indicio alguno de que las grandes empresas de Wall Street tengan el ojo puesto en California si la Proposition 64 entra en vigor el primero de enero del 2018.

Costa y los demás, no obstante, dicen que es cuestión de tiempo antes de que firmas grandes se interesen y alteren la existencia de una comunidad acostumbrada a hacer las cosas a su manera.

Christine Miller teme el impacto que pueda tener la legalización en su granja de 250 plantas en Benbow. "Me va a costar mucho más seguir operando", afirmó. "No voy a poder absorber los costos".

Por primera vez, cuenta, contrató un abogado y un contador para que la ayuden a lidiar con las nuevas regulaciones.

El dato
  • La Proposition 64 busca regular y cobrar impuestos sobre toda la cadena de abastecimiento.

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