La dama que puso en jaque al Rey de España

La mala relación con la reina Sofía, el cansancio físico y emocional, y su romance con otra mujer lo llevaron a la abdicación.

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Muchas fueron las razones que llevaron al rey Juan Carlos a dejar la corona española en manos de su hijo. En la imagen Felipe VI, el ahora exmonarca y la reina Sofia. (Archivo/AP)
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Milenio
MÉXICO, D.F.- La reciente visita de los reyes de España representa mucho más que un evento público rutinario para la pareja. A un año de su coronación, Felipe VI aún tiene que lidiar con la desconfianza de su pueblo, que gracias a los últimos años del reinado de su padre, aprendieron a escudriñar cada paso que dan los miembros de la Casa Real.

Hace año y medio, el 5 de enero de 2014, El Mundo, uno de los periódicos más importantes de España, publicaba:

"Por tercer y consecutivo annus horribilis (años funestos) se agranda la brecha entre los españoles y la monarquía".

"En estos últimos 12 meses, el apoyo al reinado de don Juan Carlos ha bajado nueve puntos (solo cuenta con el 41.3 por ciento) mientras que ha subido 17 puntos el porcentaje de españoles que pide su abdicación (62 por ciento)". 

"De igual forma, la institución monárquica perdió cinco puntos de apoyo, hasta situarse en el 49.9 por ciento. Esta tercera encuesta consecutiva de Sigma Dos para el El Mundo, la más larga y detallada, con 15 preguntas, fue realizada entre el 28 de y el 31 de diciembre de 2013, apenas tres días después del primer discurso regeneracionista del rey". 

"Su compromiso de continuar con 'ejemplaridad y transparencia' no parece haber surtido el efecto deseado, a juzgar por estos datos".

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La nota era aún fuera de lo común dentro de la prensa española, que hasta hacía muy poco había dejado de lado su tradicional condescendencia con la corona y publicado libremente sobre sus cada vez más frecuentes descalabros.

Final de Partida es la crónica de la periodista Ana Romero, de la lenta pero estrepitosa caída del anterior monarca español. 

La fundadora del diario El Mundo fue corresponsal de la Casa Real española durante más de una década.

Su libro, publicado en el aniversario de la abdicación del rey Juan Carlos, editado por La Esfera de los Libros, que ya se vende en México, es una mirada privilegiada a los enredos de La Zarzuela, la inexistente relación entre el monarca y la reina Sofía, la decadente salud que la revista ¡Hola! photoshopeó sin éxito y la detallada historia de la glamorosa rubia que puso a la corona y al país "de cabeza".

La triste historia de cómo a Juan Carlos "se le marchitó el clavel" sirve de marco para entender el peso que lleva sobre los hombros su heredero, Felipe VI, que además de lidiar con la enemistad de su padre con su esposa, deberá limpiar la imagen de inestabilidad de su familia para garantizar la persistencia de la corona.

Si bien el proceso que llevó a Juan Carlos a dejarle el trono a su único hijo es largo y enredado, se puede resumir más o menos así:

La reina Sofía

El rey Juan Carlos no ama a la reina Sofía. Desde hace más de dos décadas llevan vidas separadas. Aunque no se publicitó demasiado, es de conocimiento público que el rey ha sostenido dos relaciones estables con otras mujeres (además de un sinnúmero de infidelidades). 

Su matrimonio fue más por interés político que verdadero amor, por lo que con el tiempo terminó por fracasar. 

Los antiguos monarcas viven en el mismo palacio, pero en alas distintas. 

Desde hace un año no aparecen juntos en ningún acto público. Su mala relación la resume Romero con una ocasión en la que la reina intentó darle el brazo para ayudarle a caminar y él le respondió con un brusco "suéltame, coño".

El cansancio

Romero argumenta que don Juan Carlos mostró cada vez más desgano y fastidio con sus obligaciones oficiales. Tener que asistir a misa cada domingo con la familia, recibir a funcionarios de otros países –como a Joe Biden, que visitó España preocupado por la economía- y discutir asuntos políticos que nunca le interesaron, se convirtió cada vez más en una situación insostenible. 

El rey se siente frustrado por no poder separarse de su esposa (como el príncipe británico Charles), no poder casarse con una plebeya (como lo hizo su hijo con Letizia) y tener que rendir cuentas de su vida personal, como la figura púbica y política que es. 

En medio de la peor crisis económica que ha vivido España en años, el rey faltaba a citas, se iba de viajes privados sin avisar y gastaba pequeñas fortunas en caprichos personales.

Corinna Sayn-Wittgenstein

La rubia que "puso de cabeza a España" fue la amante de don Juan Carlos durante años. 

La 'princesa' (tiene el título por su matrimonio con un aristócrata alemán, donde no existe una monarquía) se ha convertido en una figura fija dentro del jet set internacional. 

Conoció al rey gracias a su trabajo de organizadora de eventos y fastuosos viajes de cacería para millonarios. Su relación llegó a tal compromiso, que el rey la instaló en la antigua sala de caza cercana a La Zarzuela, en donde vivía con su hijo menor.

La pareja viajó a medio oriente, el interior de Europa y África en numerosas ocasiones. Cuando se destapó su relación fue durante un desafortunado viaje de safari a Botswana, que Romero señala como el principio del fin, en el que Juan Carlos se cayó y lastimó la cadera, provocando un apresurado regreso a Madrid para ser operado de emergencia. 

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Entonces se supo por primera vez de las numerosas ausencias del rey y de que eran mucho más que amigos con la rubia. Sobra mencionar las críticas que le llovieron por matar elefantes como deporte.

Pero el problema no se reduce a un inocente lío de faldas. Don Juan Carlos y Corinna colaboraron en negocios juntos que no salieron nada bien. 

Ella le consiguió un empleo en la fundación Nóos al esposo de la infanta Cristina, Iñaki, que posteriormente fue acusado de corrupción de fondos filantrópicos. Aunque desde entonces se ha dedicado a limpiar su imagen con bastantes buenos resultados, no se puede decir lo mismo sobre la infanta, su marido ni don Juan Carlos. 

La aristócrata alemana organizó en Barcelona los premios Laureus (los Óscares del deporte) que le costaron a la ciudad 8.3 millones de euros. Finalmente un par de negociaciones de inversión en España de los Emiratos Árabes y Rusia, en los que estuvo directamente envuelta CSW (como la llama Romero) fracasaron sin remedio.

La enfermedad

Don Juan Carlos está enfermo. En los últimos cuatro años ha sido operado varias veces por problemas en el pulmón y la cadera. A pesar de que las revistas aliadas con la monarquía (como ¡Hola!) intentaron tapar con photoshop su condición, la realidad es que el rey de 77 años ya casi no camina y le cuesta mucho trabajo mantenerse de pie a pesar del apoyo de su bastón.

Romero describió así su viaje a Nueva Delhi en 2012:

"El día de ayer fue menos caluroso pero más largo que el de Bombay. El rey, con casi 75 años, tuvo que hacer frente a cinco actos: honores, homenaje a Ghandi, foro económico y almuerzo con empresarios, encuentro con políticos y cena de gala". 

"Todo ello, con una forma física visiblemente disminuida desde que se fracturó la cadera en Botsuana. El protocolo y la improvisación indios resultaron incompatibles, además, con los deseos de Zarzuela de controlar y minimizar la exposición del monarca. Así, don Juan Carlos tuvo que trastabillar casi 200 metros en el palacio presidencial para pasar revista a las tropas. Después se vio obligado a andar –descalzo- otro tanto en el túmulo de Gandhi".

"A continuación soportó largas (e imprevistas) intervenciones en el foro empresarial previo al almuerzo. Durante ese acto, parecido desde el punto de vista del formato al Foro de Davos, se adormeció al menos en cuatro ocasiones. Fueron los aplausos y en una ocasión una llama de celular, los que lograron espabilar al monarca, que compartía escenario con una decena de personas, entre ministros y empresarios". 

"Ya al final del día, en la esplendorosa sala Ashok del palacio presidencial, no fue capaz de andar 32 metros. Tomó prestado el brazo de un militar indio hasta que su ayudante de campo acudió en su auxilio. Finalmente cayó derrengado en un sofá".

El clavel marchito

"Juan Carlos no entendió que España había cambiado" explicó la autora de Final del Partida en entrevista con Periodista Digital. Y es que si bien don Juan Carlos pasará a la historia como el valiente monarca que llevó a España a la transición democrática post franquista y salvó a la monarquía, no fue suficiente para mantenerlo en el trono en el nuevo milenio". 

"La revolución de los claveles de los años 70 les quedaba muy lejos a los españoles actuales como para perdonarle al rey no solo sus faltas familiares, sino su despilfarro e irresponsabilidad.

A pesar de todo, lo peor parece haber quedado atrás. La relación de CSW y don Juan Carlos terminó hace un par de años, pero quizá, de acuerdo a Romero, no sea necesaria para que el ex monarca encuentre la paz. 

"A la salida de palacio" describe la periodista "la luna, casi llena, ilumina el patio de la Armería y desde la ventana parece que suena la voz de Farinelli. Don Juanito, por fin, puede ser libre."

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