Agencias
GROSSETO, Italia.- Eran las 21:45 del viernes 13 de enero de 2012 cuando la nave de cruceros Costa Concordia chocó con las rocas frente a la Isla del Giglio: un gran impacto que causó la apertura de una grieta de unos 70 metros en el lado izquierdo de la embarcación.

La nave encalló luego en Punta Gabbianara, sobre un escaloncito de roca que le impidió hundirse cien metros bajo el agua. A bordo del Concordia, que había zarpado de Civitavecchia rumbo a Savona, había cuatro mil 229 personas, tres mil 216 pasajeros y mil 013 tripulantes: murieron 32 y hubo 157 heridos.

Fue la ruta decidida por el comandante Francesco Schettino, "navegar según su instinto marinero más pegado a la isla, confiando en su habilidad" -según escribieron los jueces- lo que llevó al Concordia contra las rocas.

Un desastre por el cual fue condenado, en primera instancia, a 16 años y un mes de prisión. Accesoriamente fue condenado en forma perpetua a la prohibición de ejercer cargos públicos y durante cinco años como comandante de una nave.

La pena fue confirmada en apelación el pasado 31 de mayo, más la prohibición por cinco años de ejercer cualquier profesión marítima.

Ahora Casación deberá decidir si anula o no la sentencia, como pidió la defensa de Schettino. Hubo en cambio penas menores a tres años para otros investigados que eligieron pactar: el comandante de segunda Ciro Ambrosio, la tercera oficial Silvia Coronica, el timonel Jacob Rusli Bin, el responsable de seguridad de Costa Roberto Ferrarini, el director hotelero Manrico Giampedroni, según publica ansa.it.

En recuerdo de aquel desastre, como ocurre ya desde 2013, en la Isla del Giglio -cuyos habitantes fueron los primeros socorristas de los náufragos y que por más de dos años vivieron con los restos del Concordia antes de que fueran trasladados a Génova- el próximo 13 de enero, nuevamente un viernes, habrá una misa de sufragio.

En Punta Gabbianara en cambio se colocará una corona de flores en el mar, en memoria de las víctimas, que también serán recordadas con una marcha de antorchas hasta la lápida del muelle que atestigua el desastre.