'Los chismes matan', dice el Papa

Su Santidad afirma que el corazón del envidioso es el que realmente sufre con estos pecados.

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El papa Francisco pidió a Dios que preserve a la humanidad de los celos y la envidia. (AP)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco pidió este jueves a Dios que "nos preserve" de los celos y la envidia, dos pecados que -advirtió- "existen en nuestras comunidades cristianas" y llevan a la muerte.

El Pontífice celebró la misa matinal en la Capilla de Santa Marta en el día en el cual la Iglesia celebra la memoria de Santa Inés, virgen y mártir, según informa Ansa Latina.

En su homilía habló de los celos y de la envidia: el Señor -fue su oración- nos preserve de estos pecados feos que existen también en nuestras comunidades cristianas y usan la lengua para matar a los otros, refirió la radio Vaticana.

"Qué cosa fea es la envidia!. Es una actitud y un pecado feo. En el corazón, los celos o la envidia crecen como mala hierba: crece y no deja crecer la hierba buena. Todo lo que le parece que le hace sombra, le hace mal. Nunca está en paz. Es un corazón atormentado, un corazón feo! Además, el corazón envidioso, como escuchamos aquí, lleva a matar, a la muerte. Y la Escritura lo dice claro: por la envidia del diablo, entró la muerte en el mundo", alertó.

Y agregó: "la envidia mata y no tolera que otro tenga algo que yo no tengo. Hace sufrir siempre, porque el corazón del envidioso o del celoso sufre. Es un corazón que sufre".

Inteligencia y cobardía

El Papa subrayó que es un sufrimiento que desea la muerte de los demás. Y cómo cuántas veces en nuestras comunidades, no hay que ir muy lejos para ver esto, por celos, se mata con la lengua. Uno tiene envidia de ese, del otro, y comienzan los chismes: y los chismes matan".

"Pensando y reflexionando sobre este pasaje de la Escritura, afirmó Jorge Bergoglio, me invito a mí mismo y a todos a buscar si en mi corazón hay algo de celos, algo de envidia, que siempre lleva a la muerte y no me hace feliz. Porque esta enfermedad nos lleva a ver lo bueno que hay en el otro como si estuviera en tu contra. Es un pecado feo. Es el comienzo de tantas, tantas criminalidades. Pidamos al Señor que nos dé la gracia de no abrir el corazón a los celos, de no abrir el corazón a las envidias, porque estas cosas llevan siempre a la muerte", exclamó.

El mismo Pilatos "se había dado cuenta que los jefes de los amanuenses" le habían entregado a Jesús por envidia", subrayó el Papa.

"La envidia, según la interpretación de Pilatos -que era muy inteligente, pero cobarde- es la que llevó a la muerte a Jesús. El instrumento, el último instrumento. Se lo habían entregado por envidia. Pidamos también al Señor la gracia de no entregar nunca, por envidia, a un hermano a la muerte, a una hermana de la parroquia, de la comunidad, tampoco a un vecino del barrio: cada uno tiene sus pecados, cada uno tiene sus virtudes. Son propias de cada uno. Ver el bien y no matar con los chismes, por envidia o por celos", concluyó.

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