Papa Francisco teme repercusiones del frío invernal en Ucrania

Señaló su temor de que Rusia ataque las infraestructuras energéticas ucranianas.

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Papa Francisco teme repercusiones del frío invernal en Ucrania. (Foto: Getty Images)
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El Papa Francisco expresó su profunda preocupación por los ucranianos que enfrentarán el invierno sin calefacción, un desafío agravado por las bajas temperaturas características de esta época del año. 

En su mensaje, hizo un llamado a la oración por Ucrania, señalando el temor de que nuevos ataques del ejército ruso puedan dañar las infraestructuras energéticas esenciales para la supervivencia de la población.

"No olvidemos al atormentado pueblo ucraniano, que tanto sufre. Y vosotros, niños, pensad en los niños y jóvenes ucranianos que sufren este tiempo sin calefacción con un invierno muy duro".

Palestina e Israel en la mente del Papa Francisco

Durante su audiencia general llevada a cabo este miércoles 27 de noviembre, el Pontífice aprovechó para rezar de igual forma por la paz en Tierra Santa.

"En Palestina, Israel, que haya paz, que haya paz. La gente está sufriendo mucho. Recemos por la paz, todos juntos". 

Asimismo, anunció que, a partir de la próxima semana, la catequesis de los miércoles será traducida también al chino, un nuevo paso en el camino evangelizador en ese país.

En su audiencia general, manifestó que, si bien no todos en la Iglesia ‘pueden ser apóstoles, profetas, evangelistas’, todos indistintamente ‘pueden y deben ser caritativos, pacientes, humildes, constructores de paz’ pero, especialmente, personas alegres.

Tras haber reflexionado sobre la gracia santificante y sobre los carismas, se ha detenido en los frutos que brotan del Espíritu Santo que ‘son el resultado de una colaboración entre la gracia y la libertad’. 

En concreto, destacó la alegría, como un fruto del Espíritu, que, aunque comparte ciertas características con cualquier otra alegría humana como ‘un cierto sentimiento de plenitud y satisfacción, que hace desear que dure para siempre’ es distinta de esta.

Así, durante la catequesis pronunciada en la plaza de San Pedro, constató que la alegría que viene de Dios ‘no está sujeta al inevitable desgaste del tiempo’ y ‘se multiplica al compartirla con los demás’

La alegría evangélica, a diferencia de cualquier otra alegría, ‘puede renovarse cada día y volverse contagiosa’.

Con información de Reforma 

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