Papa: Nuestra lengua tiene mucho poder

Celebra Francisco su primera misa en español, donde se refirió a la importancia de medir lo que se habla.

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El último sermón en español de Jorge Mario Bergoglio fue 26 de febrero de este año. (Notimex)
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Notimex
CIUDAD DEL VATICANO.- El líder de la iglesia católica, Francisco celebró hoy su primera misa en español desde que fue elegido como mayor autoridad del Vaticano y confesó que eso le hizo "muy bien", según refirió a Radio Vaticana.

El último sermón en español de Jorge Mario Bergoglio fue 26 de febrero de este año, ahora su primera misa como 'Papa' fue en la Casa de Santa Marta, en la ciudad del Vaticano.

El dirigente católico reflexionó sobre el tema de la relación negativa con los demás y recordó que, Jesús siempre dejo en claro que las palabras que decimos con nuestra lengua son como el fuego. Nuestra lengua tiene mucho poder para hacer el mal. Puede echar a perder toda nuestra vida, y hacer que nos quememos en el infierno.

"Si en el corazón existe algo de negativo hacia el hermano, hay algo que no funciona y te debes convertir, tienes que cambiar", advirtió.

Recordó que en la tradición latina existe una "creatividad maravillosa" para inventar apodos, y reconoció que cuando este apodo es amigable está bien, pero calificó como un problema cuando es la manifestación de un mecanismo del insulto, una forma de denigración del otro.

"No existe necesidad de ir al psicólogo para saber que cuando uno denigra al otro es porque él mismo no puede crecer y tiene necesidad que el otro sea rebajado, para sentirse alguien", estableció.

"Este es un mecanismo feo. Jesús, con toda simpleza dice: no hablen mal el uno del otro. No se denigren. No se descalifiquen. Porque en el fondo todos estamos transitando el mismo camino, todos vamos en ese camino que nos llevará al final", ponderó.

Cuando uno no es capaz de dominar la lengua, se pierde, no por maldad, sino porque "somos débiles y pecadores", sostuvo. Indicó que esa es la razón por la cual es más fácil arreglar una situación con un insulto, con una calumnia o con una difamación que arreglarla por las buenas.

"Quisiera pedir al Señor que nos dé a todos la gracia de tener más atención a la lengua, con lo que decimos a los demás. Es una penitencia pequeña, pero da buenos frutos", estableció.

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