El Papa 'regala' a turistas la residencia de Castel Gandolfo

Los monumentales jardines de la residencia papal serán abiertos al público por autorización de Francisco.

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La residencia veraniega papal solo podía ser visitada por los cardenales y algunos empleados de la Santa Sede. En la imagen, una vista de los jardines. (lapatilla.com)
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Agencias
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa Francisco autorizó la apertura de los jardines de la residencia veraniega del Vaticano, ubicada a 25 kilómetros al sur de Roma, a las visitas turísticas.

El director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci, informó que el líder católico ha querido así poner a disposición del gran público “al arte esplendoroso y a la gloria de la naturaleza, que se han casado en ese lugar con un equilibrio admirable”.

“Se necesitaba que un personalidad como Francisco realizara ese sueño. Es un regalo maravilloso”, agregó.

Los recorridos se pueden realizar a partir del 1 de marzo en grupos de 15 visitantes al costo de 450 euros (619 dólares), a razón de 25 euros (34 dólares) por persona, de acuerdo con Notimex.

Con esta decisión el pontífice reforzó su decisión de no pasar sus vacaciones en la residencia de Castel Gandolfo, finca de 55 hectáreas ubicada a orilla del Lago de Albano, a las afueras de la capital italiana.

Restos arqueológicos

Conformada por tres antiguas residencias: Villa Cybo, Villa del Moro y Villa Barberini, el complejo incluye monumentales jardines ornamentales a la italiana y restos arqueológicos de la Antigua Roma.

Gran parte del terreno está destinada a una empresa agrícola que incluye producción de leche de vaca y de cabra, cultivo de frutas y verduras biológicas además de producción de miel de abeja.

Hasta ahora sólo los cardenales y algunos empleados del Vaticano podían visitar la residencia, que durante las vacaciones de verano era ocupada por el Papa, como ocurrió durante años con Juan Pablo II y Benedicto XVI.

En agosto de 2013 Francisco decidió no acudir a esa localidad y prefirió quedarse en su residencia ubicada dentro de los Jardines Vaticanos, la Casa de Santa Marta, pese al tórrido calor romano.

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