Dilma, 'cansada de los traidores', pero no de luchar

El Senado decide la suerte de la Presidenta este miércoles, luego de discrepancias con la Cámara de Diputados.

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El martes, miles de brasileños salieron a las calles de todo el país para pedir que pare el proceso de juicio político contra la presidenta Rousseff, cuya imagen se ha desplomado notablemente en los últimos meses. (AP)
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Agencias
RÍO DE JANEIRO, Brasil.- La montaña rusa en la que se ha convertido el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff dio otro inesperado giro el martes luego de que el presidente interino de la Cámara de Diputados revocara una decisión que adoptó horas antes y que habría sumergido el proceso en la incertidumbre.

El giro tomado por Waldir Maranhao revivió el juicio político un día después de que él mismo desatara el caos y ahondara las divisiones entre la clase política brasileña al anular una votación realizada el 17 de abril por la Cámara de Diputados que le había dado luz verde al proceso.

La anulación había puesto en duda la votación sobre el juicio político prevista para el miércoles en el Senado, informa The Associated Press.

La medida tomada el lunes por Maranhao generó debate acerca de su legalidad, y el presidente del Senado declaró que iba a ignorarla y que seguiría adelante con el proceso.

Pero el lunes por la noche, apenas 12 horas después del anuncio, Maranhao revirtió su decisión tras una intensa presión de los opositores. Para el martes por la tarde, el presidente interino luchaba por mantenerse en el puesto después de recibir amenazas de algunos integrantes de partidos, incluido su Partido Progresista. Prometieron que lo retirarán del puesto a pesar de que revirtió la anulación.

Maranhao, un funcionario poco conocido hasta ahora, asumió las riendas de la Cámara de Diputados luego que Eduardo Cunha, expresidente de la misma y la fuerza impulsora del juicio político contra Rousseff, fuera suspendido por acusaciones de corrupción y obstrucción de la justicia.

Votación plagada de irregularidades

El cambio de posición de Maranhao despejó el camino para efectuar la votación del miércoles en el Senado sobre si aceptar el caso de juicio político contra Rousseff y enjuiciarla por presuntamente violar las normas fiscales en su manejo del presupuesto nacional. Si una mayoría simple de los 81 senadores del país decide que sí, Rousseff será suspendida como presidenta de Brasil y el vicepresidente Michel Temer asumirá el cargo hasta que se realice y culmine el juicio.

Maranhao había argumentado que la votación en la cámara baja el mes pasado estuvo repleta de irregularidades, por ejemplo: que los líderes de los partidos le habían instruido a sus miembros cómo debían votar. Maranhao había sufragado en contra del juicio político.

En declaraciones en una reunión el martes por la noche, Rousseff dijo que no tiene intenciones de renunciar y espera concluir su período en 2018.

"No estoy cansada de luchar. Estoy cansada de la deslealtad y de los traidores", afirmó.

El Senado votó 74-0 el martes por la noche para quitarle el escaño al senador Delcidio do Amaral, uno de los enemigos más acérrimos de Rousseff. Amaral, exmiembro destacado del gobernante Partido de los Trabajadores, fue detenido el año pasado bajo acusaciones de obstruir la amplia pesquisa por corrupción en el gigante petrolero brasileño, Petrobras.

Fue puesto en libertad en febrero tras alcanzar un acuerdo extrajudicial en el que hizo acusaciones incendiarias contra Rousseff, su predecesor Luis Inácio Lula da Silva y otras destacadas figuras del espectro político. Ella ha negado haber cometido delito alguno.

Disturbios

Los partidarios de la mandataria mostraron su frustración el martes, con manifestaciones en ciudades de más de una docena de estados. Los inconformes bloquearon caminos y carreteras, impidieron el ingreso a universidades y quemaron neumáticos.

En Vitoria, a unos 500 kilómetros al noreste de Río de Janeiro, un manifestante propinó patadas y puñetazos a tres periodistas locales, que recibieron atención médica por heridas menores. El noticiero Globo captó los ataques en la cámara. La policía dispersó a los manifestantes con gases lacrimógenos, e indicó que el hombre había sido identificado y sería arrestado.

En un intento de último momento por detener el proceso, el gobierno apeló ante la Corte Suprema, bajo el argumento de que la votación del mes pasado en la Cámara de Diputados estuvo llena de irregularidades. Aunque es posible que la corte intervenga, ya sea por el tribunal completo o incluso un juez por sí solo, hasta ahora la corte en general se ha mantenido al margen del proceso de juicio político.

Luis Almagro, secretario general de la Organización de los Estados Americanos, visitó a Ricardo Lewandowski, magistrado presidente del máximo tribunal, para expresarle sus preocupaciones acerca del proceso.

Lewandowski respondió que hasta ahora la Corte Suprema ha emitido fallos en torno a las formalidades de los procedimientos, no con relación a los méritos del contenido.

Sería prematuro para la Corte Suprema hacer declaraciones en este momento, afirmó Lewandowski, según lo citó el cibersitio del máximo tribunal.

América pendiente

Por la noche, el presidente venezolano Nicolás Maduro expresó su preocupación por la situación en Brasil y afirmó que las acciones contra Rousseff son parte de un "golpe blando" que utiliza las instituciones del gigante sudamericano para derrocar a la mandataria.

"Toda América está pendiente de la presidenta Dilma Rousseff, del golpe parlamentario que se está ejecutando contra ella, sin ninguna fórmula de juicio", dijo el gobernante de Venezuela en su programa semanal de radio y televisión "En contacto con Maduro".

"Es una fórmula que ya creíamos abolida en América, en nuestra América, de los golpes de Estado. Hoy no se dan como antes con la fuerza, utilizando la fuerza armada como fuerzas de ocupación interna para reprimir pueblos, para imponer oligarquía; hoy se dan con los medios de comunicación, con la justicia, con los parlamentos. Pero ahí está el pueblo brasileño ganando conciencia, movilizado", indicó, y dijo estar seguro de que la población vencerá a los sectores golpistas.

Malas noticias

Esta lucha política ocurre en momentos en que Brasil vive su peor recesión en décadas, se efectúa la enorme investigación en Petrobras que ha salpicado a políticos y empresarios de primer nivel, y hay un brote del virus del zika. Al mismo tiempo, la ciudad estandarte del país, Río de Janeiro, se prepara para acoger los Juegos Olímpicos en agosto.

Rousseff ha estado luchando contra señalamientos de que presuntamente violó normas fiscales con la intención, según sus críticos, de apuntalar artificialmente la debilitada economía de Brasil.

La presidenta ha alegado que sus antecesores en el cargo tomaron esas mismas medidas y que el proceso de juicio político equivale a un "golpe de Estado" para sacarla del poder a ella y a su Partido de los Trabajadores, que gobierna el país desde hace 13 años.

El apoyo mayoritario que alguna vez tuvo Rousseff se ha erosionado con esta seguidilla de malas noticias y sus índices de aprobación se han desplomado en meses recientes. Aunque las encuestas muestran un amplio apoyo al juicio político, también dejan ver un enorme miedo sobre quién reemplazaría a la mandataria.

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