El terrorismo mediático del grupo EI (I parte)

En su estrategia de propaganda, la decapitación de rehenes de Occidente cumple un rol esencial para fines diversos.

|
Imagen de un vídeo realizado por el Estado Islámico (EI) que muestra al periodista estadounidense Stephen Sotloff (i) antes de ser ejecutado por un miembro del EI. (EFE)
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Le Monde
PARÍS, Francia.- En su estrategia de comunicación, el grupo sunita ultrarradical Estado Islámico (EI) añadió un nuevo elemento: el lunes 27 de octubre, difundió un video donde se ve al fotorreportero británico John Cantlie en las ruinas de una ciudad presentada como si estuviera en Kovane, en la frontera entre Siria e Irak, donde desde hace varias semanas se desarrollan intensos combates.

El video se desmarca de anteriores imágenes difundidas por el grupo yihadista: el rehén británico se presenta como “libre”, viste la túnica negra de los yihadistas, y no la naranja de sus prisioneros. Cantlie presenta lo que pretende ser un reportaje sobre la situación en el terreno. El montaje, si bien no es violento, resulta chocante, ya que el fotoperiodista es un cautivo del EI desde su llegada a Siria en noviembre de 2012.

Con estos videos de propaganda mostrados como pseudorreportajes periodísticos, pasando por el uso de las redes sociales, el EI ha desplegado de manera progresiva una estrategia de comunicación elaborada, que constituye también una de sus armas más poderosas.

Con su comunicación, el El persigue varios objetivos. El primero de ellos es glorificar a los “mártires”, sus combatientes muertos en enfrentamientos, a fin de reclutar a nuevos miembros. Para ello, el EI pone regularmente en la web filmes de propaganda extremadamente violentos, a menudo caracterizados por una puesta en escena que caricaturiza la realidad mostrando a combatientes y sus ejecuciones.

El grupo yihadista, que hasta junio pasado, cuando inició su fulgurante ofensiva militar en el noroeste de Irak, se hacía llamar “Estado Islámico en Irak y el Levante” —hoy solamente “Estado Islámico”—, difundió también en mayo un video de propaganda, El choque de las espaldas IV, justo antes de su ofensiva de gran amplitud en Irak, hoy también extendida a Siria. El filme muestra un gran despliegue de medios y hace la apología de sus sangrientos éxitos.

Un nuevo paso se dio a mediados de septiembre con Flames of War, un verdadero mediometraje de 50 minutos. Si bien en el fondo el mensaje sigue siendo el mismo, medieval y oscurantista, en la forma juega con los códigos visuales más modernos (saturación de colores, cámara lenta, etc.). Para esto, el EI dispone desde hace varios años [surgió en Irak contra la invasión de Estados Unidos de 2003-2011, como una rama inicialmente asociada al red Al Qaeda de Osama bin Laden, N. de la T.] de una agencia productora, Al-Furqan Media Production. Sus numerosos videos, a menudo filmados en alta definición y hábilmente montados, con logos y efectos gráficos, son difundidos por Al-Hayat Media Center, el brazo mediático de la organización terrorista [cuyo líder, Abu Bakr Baghdadi, se unió a Bin Laden en Agfanistán, en los años de 1990].

La mayoría de sus contenidos están en inglés, o al menos subtitulados, para llamar a los residentes extranjeros y a los nuevos convertidos a sumarse a la organización.

Otro objetivo es mostrar su determinación en la lucha contra los “infieles” e intentar incidir en la diplomacia de los potencias de Occidente. Es por esto que el EI ha filmado y difundido de forma íntegra los videos de las decapitaciones de sus rehenes, que tampoco son elegidos al azar: el EI se ha ocupado de mostrar los asesinatos de periodistas y activistas humanitarios para asegurar un gran impacto mediático.

El primero de los videos de decapitación, la del periodista estadunidense James Foley el pasado 19 de agosto, tuvo un gran impacto y desató una crítica unánime de parte de la comunidad internacional. A continuación le siguieron los asesinatos del repotero también norteamericano, Steven Sotloff, el 2 de septiembre y de los activistas británicos David Haines, el 13 de septiembre, y Alan Henning, el 3 de octubre.

Lo más leído

skeleton





skeleton