Toman clases en medio de fuego cruzado

Niños del sur de Colombia juegan y estudian en permanente alerta debido a los combates entre guerrilleros de las FARC y militares.

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Fotografía tomada el miércoles 3 de abril de 2013, de dos estudiantes en una escuela en el casco urbano de Toribío, Cauca, Colombia. (EFE)
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EFE
JAMBALÓ, Colombia.- En las canchas y las aulas de las escuelas del Cauca, en el sur de Colombia, los estudiantes juegan y estudian en permanente alerta debido a los combates entre guerrilleros de las FARC y militares de las fuerzas de seguridad.

Confinadas en los valles y cordilleras de este convulso departamento colombiano, las escuelas son habitualmente blanco del fuego cruzado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la fuerza pública, que se desata tanto de noche como de día.

Ante esta situación, las escuelas de la zona, que son consideradas refugio, han desarrollado planes de emergencia que se ponen en marcha al escucharse los primeros disparos y en los que los docentes conducen a los niños al lugar más seguro del recinto.

Niños acostumbrados

"Es complicado porque los niños no quieren estar allá, quieren moverse, mirar, estar a la expectativa", explicó a Efe Jaqueline Díaz, docente de la escuela El Pajarito, en la zona rural de Caloto, al afirmar con preocupación que los pequeños están acostumbrados a este tipo de situaciones.

"A ellos no les da miedo", argumentó Díaz, quien explicó que los hostigamientos son habituales y que el fuego de las armas sobrevuela la escuela, ya que la guerrilla se sitúa en la zona alta de la cordillera y el Ejército muy cerca del recinto educativo.

De hecho, la zona de El Pajarito, situada entre El Palo y Toribío, es de alta influencia de las FARC y, según dijo a Efe el alcalde de Caloto, Jorge Arias, "por cada situación que se da en el municipio, ahí se dan cien, es la zona más conflictiva que tenemos".

En el vecino Toribío, acostumbrado a ocupaciones guerrilleras, atentados y hostigamientos, su institución educativa cuenta con un sistema que comunica las aulas de forma interna para que los estudiantes se muevan de forma más segura cuando empiezan los combates.

"Nos ubicamos en el restaurante, pero ahí también han entrado muchas balas", declaró a Efe María Elena Santacruz, rectora de la institución, al tiempo que mostraba los disparos.

Los profesores han desarrollado distintas estrategias para que los estudiantes no sufran tanta angustia: algunos juegan con ellos, otros cantan y otros los hacen gritar para tratar de ocultar el ruido producido por las armas.

"Es difícil porque uno pierde la cabeza, es desesperante oír cómo las balas impactan contra las paredes", puntualizó Santacruz.

Mujer lesionada

En la escuela de Toribío, situada en pleno casco urbano, resultó herida el pasado 6 de febrero Alba Ascué, una madre que acudía a recoger a sus hijos y sobrinos en medio de un hostigamiento de las FARC a la oficina de policía.

Ascué recibió un impacto de bala en el hombro que le afectó al pulmón y salió por la espalda.

"Me da mucho miedo salir sola, ya que en cualquier momento empiezan a disparar desde esas lomas", explicó a Efe la mujer.

En la zona rural de Jambaló está la escuela Paletón, a escasos metros de la cual las FARC tumbaron una antena de telefonía móvil que daba servicio a todo el municipio por lo que desde julio de 2012 los habitantes carecen de señal.

Hace pocas semanas que han terminado de vallar el recinto de la escuela, que si bien no previene los hostigamientos trata de evitar que los "actores armados" se hagan con ella.

"La fuerza pública pasaba por aquí a todo rato y con esto ya no pasa y no ponen en riesgo a los estudiantes", explicó a Efe un docente de la institución.

Pese a que estudiantes y docentes en el Cauca viven entre la resignación y la normalidad los frecuentes combates en este territorio colombiano, todos anhelan que los diálogos de paz entre las FARC y el Gobierno iniciados en noviembre pasado en Cuba sirvan para llegar a un acuerdo y que nunca más se activen sus sistemas de emergencia.

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