Este fin de semana, Donald Trump desató una nueva serie de ataques personales contra la vicepresidenta Kamala Harris durante un mitin en Wisconsin, donde la calificó de "discapacitada mental". Estas declaraciones han provocado que algunos líderes republicanos busquen distanciarse de los comentarios del expresidente.

Trump intensificó sus críticas hacia Harris en un discurso que originalmente estaba enfocado en la inmigración, tras la visita de la vicepresidenta a la frontera entre Estados Unidos y México. En su discurso, Trump no solo llamó a Harris “discapacitada mental” sino que la acusó de permitir el "deterioro" del país. Además, ha utilizado otros insultos como "tonta", "débil" y "floja" en ocasiones anteriores.

Algunos republicanos han expresado su desacuerdo con el enfoque personal de los ataques de Trump. El senador Lindsey Graham (republicano por Carolina del Sur) afirmó en el programa "State of the Union" de CNN que "el mejor camino a seguir es hablar de cómo las políticas de Harris están afectando al país". Sin embargo, evitó respaldar directamente los comentarios de Trump.

Por su parte, el congresista Tom Emmer (republicano por Minnesota) también trató de alejarse de los insultos personales en una entrevista con ABC. Emmer argumentó que Kamala Harris es la "elección equivocada para Estados Unidos", pero subrayó que los republicanos deberían enfocarse en los problemas del país en lugar de ataques personales.

Mientras tanto, el exgobernador de Maryland, Larry Hogan, otro republicano moderado, criticó las falsas afirmaciones de Trump sobre la herencia de Harris, quien ha sido abierta sobre su identidad como afroamericana y surasiática.

Estas reacciones reflejan las tensiones internas en el Partido Republicano sobre el estilo de comunicación de Trump de cara a las elecciones presidenciales.

(Con información de AP)