Trump se parece cada vez más a Obama

La inmigración no autorizada se enfocará principalmente en los delincuentes y tal vez al muro fronterizo lo suplan vallas.

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Los rudos discursos antiinmigración dados por Trump durante su campaña electoral parecen haberse ido suavizando. En la foto, en su primera reunión como presidente electo con Barack Obama. (AP)
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Agencias
WASHINGTON, D.C.- Las iniciativas del presidente electo Donald Trump, sobre la inmigración no autorizada comienzan a parecerse cada vez más a las del mandatario Barack Obama.

En su primera entrevista posterior a las elecciones, Trump dijo que se concentrará en los inmigrantes sin permiso de residencia que tengan antecedentes penales y no en todos los extranjeros sin papeles. Calcula que entre 2 y 3 millones de inmigrantes podrían enfrentar de inmediato la deportación, aunque esa cifra parece un poco exagerada.

¿Y qué hay de ese muro "grande y hermoso" que afirmó sería construido en la frontera con México? El magnate dice ahora que podría estar dispuesto a que se construyan sólo vallas en algunos tramos de la frontera, que tiene 3 mil 218 kilómetros (2 mil millas) de longitud.

Ahora suavizada, la postura actual de Trump contrasta con la severidad de su discurso sobre el tema cuando estaba en campaña. Cuando era candidato, el magnate pidió a todas las personas que viven sin permiso en Estados Unidos que regresaran a sus países y propuso que México pagara la construcción del muro, que costaría miles de millones de dólares, informa The Associated Press.

A continuación presentamos un vistazo a las cambiantes posturas de Trump sobre la inmigración no autorizada:

Concentrarse en los delincuentes

En una entrevista con el programa "60 Minutes" de CBS difundida el domingo, Trump dijo que la política contra la inmigración no autorizada se enfocará principalmente en los delincuentes.

"Vamos a ocuparnos de las personas con antecedentes delictivos, de los pandilleros y los vendedores de drogas", afirmó. "Hay mucha gente como esa, probablemente 2 millones de personas, tal vez 3 millones. Los vamos a sacar del país o los vamos a encarcelar".

Insistió: "Los vamos a sacar del país. Están aquí ilegalmente".

El Departamento de Seguridad Nacional se ha manejado con el mismo criterio bajo el gobierno de Obama. Desde el 2010, más de la mitad de los deportados fueron gente con antecedentes delictivos. Y a lo largo de su presidencia fueron deportadas más de 2,5 millones de personas.

Trump no aclaró el domingo cómo pillará a los delincuentes. Anteriormente había hablado de reanudar programas que dan a los agentes del servicio de inmigración permiso para ingresar a las cárceles e identificar a las personas que viven en el país sin autorización.

Sin embargo, si lo intenta, es probable que las autoridades locales se opongan. Las leyes locales en algunos lugares prohíben la cooperación con las autoridades de inmigración. Y algunos fallos de cortes federales hacen que resulte difícil a las cárceles locales retener a los inmigrantes mayor tiempo al de sus condenas o porque hayan violado las leyes de inmigración.

Es más complejo todavía deportar inmigrantes que han infringido la ley pero que no están presos. Muchos viven en las sombras y detectarlos requeriría mucho tiempo y dinero.

Cada deportación cuesta unos 12 mil 500 dólares, según cifras de 2011 calculadas por el gobierno.

Delincuentes, dos o tres millones de inmigrantes

La cuenta de Trump es probablemente muy exagerada. En el 2012, funcionarios de seguridad nacional calcularon que hay unos 1,9 millones de inmigrantes delincuentes que podrían ser deportados. Pero el gobierno no aclaró cuántos de ellos están en el país sin permiso.

Un análisis posterior del Migration Policy Institute (Instituto de Políticas Migratorias), un grupo de estudios de Washington, concluyó que hay solo 820.000 inmigrantes sin permiso de residencia que han cometido delitos. El otro millón más o menos tenía estatus legal, incluidas visas, permisos de residencia y otros permisos.

Es posible deportar a personas con tarjeta "verde" de residencia, pero es un trámite que puede exigir un prolongado proceso legal.

Valla vs muro

"Voy a construir un muro enorme en la frontera sur", declaró Trump al lanzar su campaña presidencial en junio del 2015. "Y haré que México pague por ese muro".

En casi todos sus actos de campaña repitió esa promesa.

No obstante, en la entrevista del fin de semana Trump matizó esa propuesta.

Dijo que en determinados sitios, "podría haber algunas cercas" mientras que en otros un muro fronterizo continuaba siendo lo más apropiado.

No especificó dónde sería mejor que hubiera vallas y dónde muros. Pero su disposición a instalar vallas en lugar del muro constituyó un cambio muy notable respecto de su postura de campaña.

Las cercas fronterizas no son nada nuevo. Hay vallas a lo largo de poco más de mil kilómetros (650 millas) en Texas, New Mexico, Arizona y California, que abarcan casi un tercio de la frontera.

Durante el gobierno del presidente George W. Bush, el Congreso autorizó una partida de mil 200 millones de dólares para construir cercas dobles a lo largo de cientos de kilómetros. El Congressional Research Service (Servicio de Investigaciones del Congreso) y el Cuerpo de Ingenieros del ejército calculan que ya se han invertido unos 7 mil millones de dólares en cercas.

Cualquier construcción nueva a lo largo de la frontera será una tarea costosa y complicada. Según cálculos, un muro costaría entre 10 mil millones y 20 mil millones de dólares.

Trump enfrentaría además una cantidad de normativas ambientales, objeciones de propietarios de tierras y un tratado de 1970 con México que regula las estructuras a lo largo de los ríos Bravo y Colorado en la frontera.

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