Ven tintes políticos en 'escarceo' de Rousseff con la Santa Sede

Cercana a las elecciones presidenciales, la líder 'católica de baja densidad' acude a las misas de la J.M.J.

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El Papa con Dilma Rousseff, Evo Morales y Cristina Fernández. (Agencias)
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Agencias.
BRASILIA, Brasil.- No es frecuente que Dilma Rousseff acuda a una iglesia, por lo que su presencia hoy, junto a sus colegas de Argentina y Bolivia, en la misa celebrada por el papa Francisco fue, además de una visita enmarcada dentro del protocolo, una señal potente del "romance" entre Brasilia y la Santa Sede.

De acuerdo con la agencia Ansa, la semana pasada publicaron los diarios un comparativo entre la multitudinaria recepción del Papa Francisco, que reunió el domingo a unos 3 millones de fieles en la Playa de Copacabana, entre ellos Dilma, con el retroceso de la popularidad presidencial.

Rousseff comentó en una entrevista publicada en el diario Folha de Sao Paulo, al hablar de los sondeos que le dan cerca del 30% de aprobación, contra más del 50% de hace un mes, que no le presta atención a los sondeos, "sé que todo lo que sube luego baja y lo que baja,sube".  

En algunos medios se ven caricaturas que muestran a Rousseff esperando el paso del aclamado Papa, con un cartel en el que le pide "popularidad", mientras en otra viñeta humorística, Rousseff propone a Francisco que sea su candidato a vicepresidente para ganar las elecciones del 2014.

Las protestas iniciadas en junio tienen como protagonistas a jóvenes enconados contra la corrupción, la violencia policial y algunos, contra todo lo que sea política.

Sobre las manifestaciones juveniles Dilma opina que "son algo muy importante, la democracia genera demandas de más democracia, demanda más inclusión social (...) Las manifestaciones piden acelerar las respuestas(...) y ahora tenemos que responder aceleradamente a esas cuestiones".

Los indignados

Dilma Rousseff aseguró que es importante que haya participación política, retomando lo dicho semanas atrás, cuando hasta elogió los actos de los indignados.

En alguna medida el Papa se alió al discurso presidencial cuando el sábado pasado aseguró que es necesario "rehabilitar a la política" y en otras intervenciones incitó a los jóvenes a manifestarse y salir a las calles, para propalar el Evangelio e influir en la realidad.

Pese a que Rousseff es una católica de baja intensidad, educada en una escuela confesional y perteneciente a una familia adinerada, tomó la comunión en los años 50 y en los 60 se alistó en una organización guerrillera.

La relación que tiene con el Vaticano fue distante bajo el papado de Benedicto XVI, al punto que luego de su renuncia, el Palacio del Planalto demoró varios días hasta divulgar una nota escrita en un tono casi indiferente.

Según los dirigentes del Partido de los Trabajadores, de donde salieron Rousseff y Luiz Inácio Lula da Silva, el Papa Emérito no fue neutral en las elecciones presidenciales de 2010; creen que apoyó al candidato José Serra del Partido de la Socialdemocracia Brasileña, gran opositor del gobierno.

Luego de asumir el poder en enero de 2011, Dilma Rousseff mantuvo una relación distante con Joseph Ratzinger, pero no así con Jorge Mario Bergoglio, a quien saludó personalmente el 20 de marzo en el Vaticano, tras salir electo en el cónclave.

El encuentro con el Papa

La misa del papa Francisco, donde estuvo Dilma Rousseff y que puso punto final a la Jornada Mundial de la Juventud, de acuerdo a las fuentes del Palacio del Planalto, tuvo un discurso sintonizado, aunque no idéntico al gobierno, y esta afinidad puede ser explotada en proyectos conjuntos en los próximos meses.

La repetida mención papal a la solidaridad y al trabajo en las favelas presentan cierta armonía con las políticas sociales del gobierno, como la de combate a la miseria lanzada por Rousseff dando continuidad a la Bolsa Familia, implementadas desde 2003 por del ex presidente Lula da Silva.

El secretario general de la Presidencia y ex seminarista Gilberto Carvalho fue uno de los ministros enviados la semana pasada a Rio de Janeiro para representar al gobierno ante el Vaticano y colaborar con el comité organizador de la Jornada de la Juventud.

Los viajes de Dilma

Carvalho, que acompañó a Dilma en su visita al Papa, es uno de los abanderados de la aproximación entre el Planalto y la Santa Sede, lo que contribuirá a restablecer puentes hacia los populosos movimientos sociales, tan importantes en Brasil.

Se especula que los dos viajes de Dilma a Rio de Janeiro en menos de una semana, para recibir y despedir al ilustre visitante, son una apuesta política explicita para afianzar el diálogo e impulsar proyectos contra la miseria en Africa.

Para algunos dirigentes afines a Rousseff, las conversaciones fluyen con el Vaticano de perfil franciscano, que habla en español y que "causó una muy buena impresión".

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