A lo Maduro, a lo seguro, que se voltee la Navidad de burro

Es increíble que algo tan sencillo como adelantar la Navidad para calmar los espíritus belicosos y michoacanizantes, no se les hubiera ocurrido antes a nuestros próceres de la política.

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Los sueños de la razón generan monstruos, decía un tal Francisco de Goya y Lucientes. En ese sentido ahí tenemos al presidente Maduro de Venezuela que, en un acto de una congruencia superior, luego de inventar el Viceministerio de la Felicidad ha decidido adelantar por decreto la Navidad.

Algo que, sin duda, tranquilizará los espíritus bizarros y mal encarados que ensucian a la Venezuela bolivariana pues, en vez de gritar maledicencias contra el buen gobierno, estarán ya adornando sus guaridas con esferas. Todo al ritmo de cánticos evocadores de mi comandante Hugo Chávez convertido en Papá Noel. 

Es increíble que algo tan sencillo como adelantar la Navidad para calmar los espíritus belicosos y michoacanizantes, no se les hubiera ocurrido antes a nuestros próceres de la política para darle un poco de alegría al Pacto por México devenido tristemente en Pancho por México. Luego, por culpa de las recochinas envidias, los dogmatismos y la falta de espíritu de sacrificio, aquello se convirtió en algo muy penoso.

Sobre todo por la manera en que PAN y PRD, en su mejor papel de víctimas triunfantes, fueron enredados por el PRI en una opereta de tintes patrioteros que terminó en burlesque garibaldiano, donde los choznos de don Plutarco, instalados en la plenitud del pinchi poder, son lo héroes de la película, papá.

Era lógico que el partido en el poder fuera el ganón como lo fue la Unión Soviética en el Pacto de Varsovia; cabe decir que tanto a perredistas como a blanquiazules les tocó bailar con la más fea y truculenta de las ficheras. Por más que el PAN haya hecho berrinche, lo cierto es que me los chamaquearon por enésima vez; y qué decir del PRD donde el chuchismo desilustrado y con poco lustre quedó en calidad de triste colaboracionista.

Y aunque a cada rato nos amenacen con que el Pacto ahora sí tiene que desaparecer y que los líderes de PAN y PRI lo usan como moneda de cambio para quedarse con los cambios, todo indica que ya se les hizo vicio.

Si es así por lo menos que me lo vistan de Santa Claus, y que de regalo nos adelante el aguinaldo, rebajas posnavideñas y de paso la Semana Santa al ritmo de beben, beben y vuelven a beber los diputeibols en el río por ver al Pacto por México crecer. 

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