El apoyo que nuestro Ejército necesita
A la institución que más respetamos se le pide someterse calladamente a controles, ataques y menoscabos. Pues bien, manifestemos aquí nuestro apoyo a nuestros soldados.
La embestida contra el Ejército es una vileza perpetrada por quienes, de manera tan interesada como oportunista, se resisten machaconamente a reconocer que este país, México, ha cambiado: los responsables políticos ya no son los mismos que en los tiempos de la llamada “dictadura perfecta”, las instituciones brindan más garantías a los ciudadanos, la libertad de expresión está asegurada (para mayores señas, ahí la tienen ustedes, a Carmen Aristegui, tan campante —por fortuna—, luego de haber advertido de la compra de la casa de la mujer del presidente de la República y de denunciar, cada que toca, lo que le viene en gana sin recibir amenaza alguna del poder político y sin que nadie le prohíba nada, a diferencia de lo que ocurre, ahora mismo, en tantas otras naciones de nuestro subcontinente), el Estado no lleva a cabo una política represiva (más bien al contrario, peca de nefaria permisividad al consentir desórdenes que en ningún otro país serían permitidos) y, en general, disfrutamos de unas libertades que, cuando se ven amenazadas, no disminuyen por las acciones de ese presunto “sistema totalitario” de siempre sino por la siniestra intervención de unas mafias criminales que son las que asesinan a periodistas y estudiantes.
Pero, esa transformación —para mejor— de la realidad mexicana no puede siquiera ser advertida por todos aquellos individuos que, movidos por un natural resentimiento o infectados de la mala fe que promueven ciertos grupos políticos, se dedican a lanzar tremebundas denuncias y a propagar mentirosas acusaciones en las redes sociales, por no hablar de quienes se adhieren, deliberadamente, a las más delirantes exigencias, como esa de que los estudiantes de Ayotzinapa deben aparecer vivos siendo que todas las evidencias muestran que fueron masacrados.
Y así, de pronto, a la institución que más respetamos —a ese Ejército integrado por miles y miles de mexicanos de las clases populares; o sea, un Ejército del pueblo— se le pide someterse calladamente a controles, ataques y menoscabos. Pues bien, manifestemos aquí nuestro apoyo a nuestros soldados.