Cada cual con sus demonios

Desde ahora se anticipa que los estados que gobierna el PAN favorecen a la continuidad y el PRI podría perder plazas.

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Los enemigos de los partidos están en su interior, al menos los más perniciosos. En víspera del periodo de sesiones del Congreso y ya próximos el inicio formal e informal de campañas electorales, los partidos se encuentran con sus propios demonios. Incluso el PRI, con su unidad y disciplina, selecciona candidatos a la medida del poder o factor local. El resultado es incubar la incertidumbre, especialmente si la selección no fue consecuente con el criterio de competitividad; frente al resultado adverso, el centro quedaría exento de señalamiento. 

Desde ahora se anticipa que los estados que gobierna el PAN favorecen a la continuidad y el PRI podría perder plazas, aunque todavía está por ver lo que sucederá en Guerrero, donde el juego cambió con la declinación del senador Armando Ríos Piter y que hace que el PRI ahora se vuelva opción. De cualquier forma será difícil para el tricolor mantener territorios y, particularmente, sus números en la Cámara de Diputados.

Las mayores dificultades del PAN no vienen de la ira o rencor de López Obrador o del conjunto de la izquierda por haber aprobado la reforma energética; el demonio de Madero está dentro y es Felipe Calderón quien ha perdido la condición propia de un ex dirigente y ex presidente para pasar a la de pugilista. En el fondo está la injusta e innoble exclusión de Margarita, un cobro de cuentas propio del estilo y modos de Madero, fórmula eficaz para gobernar, mandar y dirigir al PAN después del desastre de 2012.Lamentable espectáculo el intercambio con Juan Molinar; reproches excesivos. Tiene razón el ex colaborador: Calderón, un hombre inteligente sin capacidad para gobernar sus impulsos y emociones.

Los partidos viven de ganar elecciones y como tal Madero no requiere de mucho para volverse el líder anhelado. Los principios, valores y proyecto valen poco si el triunfo electoral se hace sentir. Baja California Sur y Sonora se perfilan para continuar gobernados por el PAN, pero la candidatura de Fernando Elizondo en Monterrey, divide al voto panista, el que podría irse al tercer o cuarto sitio independientemente de si es Margarita Arellanes o Felipe de Jesús Cantú el candidato a gobernador. De cualquier manera el PAN es competitivo en San Luis, Querétaro y Colima.

Es posible que el desenlace del primer domingo de junio le podría aportar al PAN dos gubernaturas adicionales, además de un aumento de diputados federales y eso volverá a Madero el líder indiscutible de un partido que con el arribo al poder perdió sentido de proyecto. Calderón, Fox y todo lo demás pasarían a la historia y no necesariamente de la manera más grata o justa, en especial porque los tiempos por venir estarán dominados por la sucesión presidencial y el PAN tiene con qué competir y, eventualmente, ganar y no necesariamente por lo que hizo en el poder nacional.

La dirigencia del PRD se ha equivocado de principio a fin. El pragmatismo se les ha vuelto encima. Los errores le han costado no solo la unidad y la salida de algunos significados cuadros. Pero no es exacto que la promoción y firma del Pacto por México sea la razón y motivo del desencuentro, sí lo es para López Obrador y Ebrard, pero el problema de fondo fue promover candidaturas reprobables como la del alcalde de Iguala. La de Ángel Aguirre no cuenta, toda vez que fue Ebrard el arquitecto del proyecto, también con rechazo de López Obrador.

Un buen gesto el reconocimiento de todos a Manuel Camacho, pero la realidad del partido son los desencuentros. Sin embargo, a pesar de las dificultades del PRD, todo apunta que resistirá la debacle y obtendrá resultados medianamente satisfactorios en el Distrito Federal, Michoacán y posiblemente en Guerrero si construye la candidatura de unidad de la izquierda con Luis Walton, pero los tiempos futuros no apuntan a Los Chuchos, más bien a Miguel Ángel Mancera. La secuela de Iguala no favorece a Morena y difícilmente superaría al PRD en votación.

Los partidos pequeños se ocupan de la caza de candidatos populares, no importa si son afines o incluso si saben lo básico de la política con tal que aporten votos. Lagrimita y Cuauhtémoc Blanco son pragmatismo puro. Dante juega bien sus espacios, allí están Enrique Alfaro (quien lleva ventaja en la elección de Guadalajara) o Fernando Elizondo en Nuevo León, quien le aportaría más de la cuarta parte de los votos nacionales para mantener registro.

El tema de los partidos, sus dificultades y demonios dan espacio al surgimiento de los candidatos independientes. Habrá que seguir a Jaime Rodríguez en Nuevo León, quizás el inicio de una recomposición de la política y, también, por lo que implica, del sistema electoral. Para ello no requiere ganar, simplemente mostrar que se puede competir y disputar el poder sin tener el aval de un partido.

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