La soledad del Presidente

Uno de los talentos de Enrique Peña Nieto era la administración del personal que lo rodeaba, las lealtades que forjaba y los métodos de supervisión y competencia que impulsaba, con suavidad, desde el liderazgo.

|
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram
Compartir noticia en twitter
Compartir noticia en facebook
Compartir noticia por whatsapp
Compartir noticia por Telegram

Los últimos sexenios hemos tenido todo tipo de gabinetes: el tipo Montessori de Fox, el de la disciplina dictatorial de Salinas o el de club de cuates de Felipe Calderón.

Siempre pensé que uno de los talentos de Enrique Peña Nieto era la administración del personal que lo rodeaba, las lealtades que forjaba y los métodos de supervisión y competencia que impulsaba, con suavidad, desde el liderazgo. Así lo había hecho en el Estado de México y así fue en campaña.

Los dos primeros años de su sexenio funcionaron más o menos así, y digo más o menos porque lo enorme de la administración federal, los muchos puestos y muchos intereses lo habían obligado a trabajar con un equipo muy centralizado, un poco aislado, con tres pilares: Videgaray, Osorio y Nuño. El modelo fue eficaz para concluir el proceso legislativo, pero poco eficiente para avanzar en otros temas. Hay al menos cinco secretarías de las que no habría mucho, tal vez nada que decir en los primeros años de la administración. Burócratas de otros tiempos, instalados en el lujo, vividores de aquello que el que se mueve... Pues peor para él. Con ese grupo están aquellos que han vivido pensando en el próximo puesto, la gubernatura, otra secretaría...

En un escenario normal, sin Iguala y casas, esos hubieran sido los primeros cambios de gabinete este año.

Pero llegó la crisis y la estrategia de Los Pinos se revirtió. La parte del gabinete que había sido un poco olvidada, relegada, fuera de la jugada los primeros años optó por desaparecer. El efecto fue contagioso con otros priistas.

Una revisión de la prensa en los últimos meses da cuenta de cómo el Presidente se ha quedado solo con su crisis. Los gobernadores priistas (y el Niño Verde de Chiapas), los congresistas y hasta una parte del gabinete lo han abandonado. Difícil encontrar una declaración al menos solidaria, por no decir una defensa del Presidente o su esposa o su secretario de Hacienda.

Tuvo que venir el perredista Aureoles ha reclamar que se investigara quién andaba filtrando a la prensa cosas de casas y contratistas.

El viejo priismo se ha portado como acostumbraba. Tal vez no han medido que a diferencia de otros tiempos, esta vez la crisis fue muy temprano y se podrían haber precipitado.

Lo más leído

skeleton





skeleton