La perversa 'búsqueda' de los 42
La pretendida “búsqueda” de los muchachos es una siniestra y descomunal vacilada.
La insidiosa “hipótesis” de que el Ejército desapareció a los normalistas de Ayotzinapa cobra día con día rasgos cada vez más demenciales.
Sin alguna investigación medianamente racional que desmienta la hecha por la PGR (la única por hoy jurídicamente válida), y que conduce a una banda criminal (con policías locales como secuaces y una pareja municipal que detonó la matanza), los promotores de la grilla popular prolongada consiguieron ya imponerle al gobierno de la República un ridículo cateo de instalaciones militares condenado a ser tan útil como la inservible carabina de Ambrosio.
Dadas las centenares de hectáreas en que se asientan las instalaciones de las 12 regiones y 46 zonas militares (más batallones, regimientos y guarniciones) que existen, la pretendida “búsqueda” de los muchachos es una siniestra y descomunal vacilada.
Frente a tamaña insensatez, mucho más fácil, comparativamente un sencillo juego de niños, sería dar con la célebre aguja, aun si se desconociera dónde chingaos estuviera el pajar…