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Ahí venía caminado la Regina, decidida a ayudar con la limpieza de la casa. El calor la obliga a cubrirse únicamente lo públicamente censurado. Al verla caminar, a muchos se les alegra la líbido y sueñan despiertos que coprotagonizan alguna película de ciencia fricción. Como siempre, Don Carlos el vecino septuagenario se me acercó y me dijo: "Me encantaría romper la hilacha de tanto darle vuelo". "Que no lo escuche la Regina, Don Carlos, que siempre se la regresa y usted enmudece". "Lo sé... siempre trae un as bajo la tanga". 
La Regina lo escuchó y como siempre le contestó: "Más respeto, que puedo convertirme en el siguiente error de su vida". Callado quedó. "¿Cómo está la familia, Regina?" "Bien. El que anda dando problemas es mi hijo Miércoles, el gordo". "¿No ha bajado de peso?" 
"Está tan gordo que ni el alma le pesa los 21 gramos oficiales. Ya le dije que el día que muera no podrá flotar hacia la luz al final del túnel. Trae unas hemorroides que ya ni la bici aguanta". "Son terribles, Regina. ¿Sabías que 6 de cada 10 personas sufren por las hemorroides?"  
"¿Y a poco las otras 4 las disfrutan, Don? Porque en todos mis embarazos me salieron. ¿Sabe qué hice?" "Cambiemos de tema, Regina". "Está bien, Don. Oiga, ya tenemos nuevo alcalde en la ciudad. ¿Qué opina?" "¿El alcalde? Debe estar asustado". "No, Don. Usted". "Ah... pues que no la tendrá fácil. 
Los auditores que revisaron su declaración patrimonial declararon que su situación económica estaba mejor que la del Municipio. Tan mal dejaron el Municipio que hubo quien temió por su situación económica". "¿La del Municipio?" "No, la del alcalde. Esperemos que sea un gobierno austero, que cuando eso ocurre, las sociedades son prósperas. Démosle un voto de confianza".

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