De trenes chinos, muertes, corrupción y la licitación que viene

Es prácticamente imposible para empresas privadas competir con las condiciones de financiamiento que el gobierno chino da a su empresa constructora de trenes. Es decir, los chinos siempre ganan en precio.

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Antes de abandonar el proyecto para construir un tren de alta velocidad entre Sao Paulo y Río de Janeiro, el gobierno de Brasil había puesto una condición a cualquiera de los posibles participantes: que sus trenes no hubiesen tenido ni un accidente que resultara en muertos en los últimos cinco años.

Esa cláusula había sacado de competencia a la empresa paraestatal china y muy probablemente había encarecido el proyecto.

Es prácticamente imposible para empresas privadas competir con las condiciones de financiamiento que el gobierno chino da a su empresa constructora de trenes. Es decir, los chinos siempre ganan en precio. Será por eso que sus clientes son países pobres.

La semana pasada, la Comisión Federal de Competencia le mandó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes una opinión de cómo debería modificar las bases de su licitación del tren rápido entre México y Querétaro.

La condición de seguridad —o de historia de seguridad a la brasileña—no se incluyó en las recomendaciones que, por cierto, la SCT ha dicho que acatará. Este fin de semana recuperé un muy buen reportaje de Evan Osnos en The New Yorker publicado en octubre de 2012.

El centro del texto es el accidente de los trenes de alta velocidad en Wenzhou de julio de 2011 que mató a 40 pasajeros y dejó casi 200 heridos.

Pero la verdadera historia es cómo el accidente destapó una cloaca de corrupción en la empresa china que había sacrificado estándares, había hecho pasar como suya tecnología de otros, y había apurado el diseño del tren de tal manera que había culminado en aquella tragedia. Osnos narra además la obsesión y las maniobras del gobierno chino por ocultar primero el accidente y después el escándalo de corrupción.

Quiero suponer que el secretario Ruiz Esparza ya leyó a Osnos.

Y quiero suponer también que la supervisión de seguridad será muy estricta para quien sea que gane el proyecto.

No creo, como algunos de mis colegas en otras páginas, que el tren debe suspenderse. Creo que tenemos un enorme problema en infraestructura de transporte y que el México-Querétaro es el primer paso del muy necesario México-Guadalajara y es urgente descargar esa autopista.

Pero sí creo, como decían nuestros mayores, que a veces lo barato sale caro.

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