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La civilización maya es, sin duda, la más brillante y compleja de las antiguas sociedades del continente americano.

Las tierras mayas cubren una superficie de alrededor de 325 mil km2, que incluyen la totalidad de la Península de Yucatán y gran parte de Chiapas y Tabasco, en México; todo Belice y Guatemala y la parte occidental de Honduras y el Salvador.

Esta gran área cultural ofrece marcados contrastes, como las pendientes húmedas del Pacífico, las tierras altas de Guatemala, las exuberantes selvas tropicales que se conocen como las tierras bajas del sur en la base de la Península, y las secas tierras bajas del norte cubiertas de selva baja y densa maleza. En esta región casi no hay ríos y solamente se puede encontrar el agua en cenotes, cavernas en piedra caliza que conforma el subsuelo. El aprovechamiento hídrico hizo posible la configuración de las grandes ciudades gracias a la construcción de complejos sistemas hidráulicos como aguada-bukte’, chultunoob (cisternas) y haltunoob (sartenejas).

Los primeros pobladores del área maya fueron cazadores y recolectores que recorrieron la región desde por lo menos el año 10000 a.C. Entre los años 6000 y 1800, estos grupos empezaron a concentrarse en zonas como manglares, lagunas, costas y litorales, en donde las fuentes de alimento estaban disponibles durante todo el año. Mediante un proceso gradual, aquellos recolectores nómadas se convirtieron en agricultores gracias al cultivo y la domesticación de algunas plantas silvestres.

En el 2500 se inicia el periodo Preclásico, se establecen las primeras aldeas, que cultivan maíz, frijol, calabaza, chiles, etc., elaboran tejidos y cerámica que son indicadores de una vida sedentaria. Las poblaciones crecieron y se empezaron a levantar pirámides de piedra caliza, el uso de morteros de cal así como la explotación de canteras. Entre los años 400 a.C. y 200 d.C. se consolidan los componentes culturales que definirán a la civilización maya.

En el Clásico (200-950 d.C.), los mayas logran un gran desarrollo, pues se levantan grandes monumentos con inscripciones para conmemorar los logros, se construyen las grandes ciudades con edificaciones pintadas y decoradas con complejos diseños con un discurso del poder gobernante que se reafirma como intermediario entre el pueblo y los dioses.

Durante el Posclásico (900-1200 d.C.), en el área maya se produjo una serie de migraciones que se reflejaron en profundos cambios en el lenguaje y la arquitectura y en nuevos elementos iconográficos entre las representaciones nativas de aquel tiempo.

Las ciudades que son claro ejemplo de esos procesos de transformación con una mezcla de rasgos provenientes del altiplano son Chichén Itzá y Mayapán, en Yucatán, y Tulum y San Gervasio, en Quintana Roo. De manera general se considera que características o atributos que definen a la cultura maya como dentro de las culturas que integran a las mesoamericanas son: la arquitectura a base de piedra caliza, labrada y unida con mortero de cal y aditivos vegetales con los que se cubren los muros de las habitaciones y palacios con techos abovedados.

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