La Virgen del velero y el Nacimiento
Daniel Uicab Alonzo: La Virgen del velero y el Nacimiento
Quedé impresionado al ver en varios compartimentos imágenes de la Virgen del Valle, más cuando nuestros guías comentaron que a bordo también tienen servicios religiosos y que “La Vallita” es la patrona de la Armada de Venezuela, a quien siempre se encomienda la tripulación en los viajes que por el mundo realiza el “Embajador sin Fronteras”, pues la tradición marítima de ese país dicta que debe estar en todos los puentes de mando de los buques.
Tuvimos oportunidad de visitar, la semana pasada, junto con un grupo de retirados de la Armada y familiares, el velero “Simón Bolívar” de la Armada de la República Bolivariana de Venezuela, durante su estancia de cinco días en el puerto de Progreso. Nuestros guías fueron oficiales y cadetes que realizan sus prácticas a bordo, uno de ellos expresó orgulloso: "Si Dios quiere, ya pronto seré Guardiamarina, pero me gusta más la Infantería de Marina".
Este buque es el “hermano mayor” del “Cuauhtémoc” de la Marina mexicana, construidos en Bilbao, España, con los mismos planos, pero diferentes dimensiones. Y ambos preparan a los futuros oficiales de la Marina de guerra, exaltando el espíritu marinero y las tradiciones navales. El recorrido por las cubiertas fue interesante, pero más lo fue conocer el interior, donde al entrar al puente de mando la blanca figura de la Virgen del Valle resalta entre los aparatos de navegación; en el comedor está junto a un cuadro del extinto presidente venezolano Hugo Chávez.
El velero también tiene un espacio (museo le llaman) dedicado al Libertador de América, del que lleva su nombre, con artículos como un peine de carey y un documento con su firma. Además, tiene el honor de atesorar la única bendición papal que posee un barco, la cual fue otorgada por Juan Pablo II, cuando arribó por primera vez a Italia.
Estos breves recuerdos –que no quiero extender para que cuando tengan la oportunidad conozcan el “Simón Bolívar” y también se sorprendan– me hicieron recordar que en la Marina mexicana se decía, con cierta dosis de buen humor, que éramos apolíticos, arreligiosos y… ateos. Es decir, no se hablaba ni de política ni de religión. No sé ahora.
Incluso he compartido una anécdota acerca de un comandante que, a principios de los 70, un día, entró gritando obscenidades y arrancó un calendario con la imagen de la Guadalupana del Detall (oficina administrativa) del barco y prohibió al personal tener estampas con imágenes religiosas. Decía que la Navidad no existía y blasfemaba contra las creencias religiosas.
Todo esto entra en el contexto del amparo solicitado por un ciudadano contra el Ayuntamiento de Chocholá, municipio de Yucatán, argumentando el uso de recursos públicos para colocar el Nacimiento en temporada navideña y que dio mucho de qué hablar aquí y en varias partes del país. Finalmente se desistió de su demanda, al afirmar que él y su familia fueron amenazados por grupos que están a favor de esas manifestaciones. La Suprema Corte de Justicia de la Nación iba a resolver el asunto el pasado miércoles, pero, al desistirse el quejoso, ya no lo hizo. Así que los "Nacimientos" seguirán enmarcando las celebraciones navideñas.
Sin embargo, lo que podemos reflexionar acerca de estas situaciones, es que, en esta época cuando se habla de políticas incluyentes, de diversidad, de equidad de género, de pluralidad, de respeto a “todas y todos”, aún no hemos aprendido que nuestros derechos terminan donde empiezan los de los demás; que nuestras creencias no nos hacen mejores ni peores personas que los demás, sino que únicamente conforman nuestros valores.
Anexo "1"
La pluralidad en la Marina
Por lo menos hasta mi retiro, en 1999, en la Armada nadie era cuestionado por su religión, credo ni filiación política. Por ejemplo, nunca nos dieron ‘línea’ para votar por determinado partido o candidato. Sólo recordamos una visita que en 1976 realizó José López Portillo a la Zona Naval de Mazatlán, siendo candidato único del PRI a la Presidencia, donde desayunó con el personal naval. Y ha habido varios marinos legisladores y un Gobernador, en Aguascalientes (1986-1992).
Respecto a la religión, aunque el reglamento señala que un militar no debe ingresar a templos portando uniforme, muchos lo han hecho para contraer matrimonio (como un servidor). Por cierto, frecuentemente los cadetes de la Escuela Naval son solicitados para fungir como chambelanes en fiestas de XV Años, lo que incluye participar en la ceremonia religiosa... y no pasa nada.
Por otra parte, muchos marinos, sobre todo oficiales y mandos, pertenecen a la masonería, sin que ello repercuta en el cumplimiento de sus deberes. También hay compañeros que son evangélicos, cristianos o profesan otro credo, la mayoría de estos son de los más disciplinados. Esa pluralidad en la dependencia naval se impulsó con mayores oportunidades a las mujeres.